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La fauna albirroja la encabeza el volante de Libertad de Paraguay: Víctor Topo Cáceres, llamado así por su sobresaliente dentadura y ojos achinados, pero también por la habilidad para abrir espacios cual el mamífero excavando tierra.
A él se añade ÉdgarPájaro Benítez, el delantero del Pachuca de México que se hizo a este sobrenombre por su velocidad eludiendo rivales con el balón, y debido a su fortaleza en el juego aéreo, por lo que es considerado una de las revelaciones del fútbol paraguayo en los últimos años.
El aguerrido volante Enrique Vera (Atlas, México) también es conocido como Pájaro en algunos países de Sudamérica, pero el mote que mejor lo identifica es el de Rambert, por el parecido que le atribuyen con el ex futbolista argentino Sebastián Rambert.
Ambos apodos han salido a relucir con motivo de la Copa del Mundo, especialmente luego de que Vera anotara el primer gol en la victoria paraguaya por 2-0 sobre Eslovaquia en la segunda fecha del Grupo F, que completan el campeón Italia, Nueva Zelanda y Eslovaquia.
También por comparación, el ariete del Benfica de Portugal, Óscar Cardozo, es apodado Tacuara, apelativo del goleador paraguayo Raúl Vicente Amarilla, que batió redes con el Barcelona de España conquistando un título de Liga (1986) y la Copa del Rey (1988) , así como la Copa Libertadores de América con Olimpia de Paraguay en 1990.
En el dialecto de los indígenas guaraníes se llama tacuara a la guadua, una planta de gran altura y resistencia empleada en la construcción de casas.
Cardozo, de hecho, mide 1,92 metros, cuatro centímetros más que el espigado Amarilla.
La lista la cierra el delantero del Manchester City, Roque Santa Cruz, que tiene varios sobrenombres como resultado del juego de palabras en español, inglés y alemán.
Así, el artillero es llamado Baby-gol, Santagol, Santa Goal, Rocket Santa Cruz, Rocky y Roquegol, conjunciones asociadas a su gran capacidad para vulnerar vallas, lo que lo convierte en el segundo anotador en la historia del team paraguayo con 21 conquistas, a cuatro de José Saturnino Cardozo.
La propia Selección tiene su apelativo, los guaraníes, que alude a un grupo de pueblos indígenas sudamericanos que se asentó en Paraguay y otros países del sur del continente entre fines del siglo XV y comienzos del XVI.
Esa cultura ha dejado como herencia, entre otras cosas, el guaraní, una de las lenguas oficiales del país que durante años ha sido parte de la estrategia albirroja para despistar a los rivales hispanohablantes en la cancha, según cuentan algunos cronistas.
Y como complemento de ese título está la garra, elemento central del temperamento futbolístico paraguayo, que le ha permitido escribir páginas memorables y quiere desplegar, tan lejos como sea posible, en Sudáfrica 2010.
A él se añade ÉdgarPájaro Benítez, el delantero del Pachuca de México que se hizo a este sobrenombre por su velocidad eludiendo rivales con el balón, y debido a su fortaleza en el juego aéreo, por lo que es considerado una de las revelaciones del fútbol paraguayo en los últimos años.
El aguerrido volante Enrique Vera (Atlas, México) también es conocido como Pájaro en algunos países de Sudamérica, pero el mote que mejor lo identifica es el de Rambert, por el parecido que le atribuyen con el ex futbolista argentino Sebastián Rambert.
Ambos apodos han salido a relucir con motivo de la Copa del Mundo, especialmente luego de que Vera anotara el primer gol en la victoria paraguaya por 2-0 sobre Eslovaquia en la segunda fecha del Grupo F, que completan el campeón Italia, Nueva Zelanda y Eslovaquia.
También por comparación, el ariete del Benfica de Portugal, Óscar Cardozo, es apodado Tacuara, apelativo del goleador paraguayo Raúl Vicente Amarilla, que batió redes con el Barcelona de España conquistando un título de Liga (1986) y la Copa del Rey (1988) , así como la Copa Libertadores de América con Olimpia de Paraguay en 1990.
En el dialecto de los indígenas guaraníes se llama tacuara a la guadua, una planta de gran altura y resistencia empleada en la construcción de casas.
Cardozo, de hecho, mide 1,92 metros, cuatro centímetros más que el espigado Amarilla.
La lista la cierra el delantero del Manchester City, Roque Santa Cruz, que tiene varios sobrenombres como resultado del juego de palabras en español, inglés y alemán.
Así, el artillero es llamado Baby-gol, Santagol, Santa Goal, Rocket Santa Cruz, Rocky y Roquegol, conjunciones asociadas a su gran capacidad para vulnerar vallas, lo que lo convierte en el segundo anotador en la historia del team paraguayo con 21 conquistas, a cuatro de José Saturnino Cardozo.
La propia Selección tiene su apelativo, los guaraníes, que alude a un grupo de pueblos indígenas sudamericanos que se asentó en Paraguay y otros países del sur del continente entre fines del siglo XV y comienzos del XVI.
Esa cultura ha dejado como herencia, entre otras cosas, el guaraní, una de las lenguas oficiales del país que durante años ha sido parte de la estrategia albirroja para despistar a los rivales hispanohablantes en la cancha, según cuentan algunos cronistas.
Y como complemento de ese título está la garra, elemento central del temperamento futbolístico paraguayo, que le ha permitido escribir páginas memorables y quiere desplegar, tan lejos como sea posible, en Sudáfrica 2010.