Federico Chopin (Zelazowa Wola, cercanías de Varsovia, 1810- París, 1849) es sin duda el eje de la vida cultural de la capital polaca, además de símbolo de la ciudad y de todo el país, donde no se olvida que la obra del compositor es uno de los mejores ejemplos de la corriente romántica europea.
“La música de Chopin sigue viva”, aseguraba días atrás el presidente polaco, Bronislaw Komorowski, quien afirmaba que pese a que el músico fue “medio francés, medio polaco”, su música fue definitivamente polaca.
Y es cierto que sigue viva, como cualquier viajero puede apreciar si pasea por las calles de la ciudad o si decide recorrer algunos de los parques de Varsovia, como el Lazieki, donde cada semana durante los meses de julio, agosto y septiembre tienen lugar conciertos gratuitos con piezas de Federico Chopin.
Un parque de más de 75 hectáreas de inspiración romántica, ubicado en pleno centro de Varsovia, en el que los lagos, las barcazas que transportan a turistas, los grandes árboles y el murmullo del agua crean el escenario perfecto para las notas del célebre pianista.
Así, en cada concierto el anfiteatro del parque se abarrota de público, que durante 45 minutos puede disfrutar de los preludios, los nocturnos o las polonesas que compuso Chopin inspirándose en muchos casos en paisajes como el que hoy ofrece el Lazieki.
Una oferta de música para todos que convive con el festival anual “Chopin y su Europa”, el evento más importante de todo el mundo dedicado a este compositor y todo un regalo para cualquier melómano.
No en vano cada año miles de turistas viajan hasta Varsovia para encontrarse con el legado del compositor, lo que le convierte en el principal atractivo turístico de la ciudad.
“Chopin ha atraído a más visitantes que la propia Eurocopa (celebrada el pasado junio en Polonia y Ucrania)”, explica el responsable de la Cámara Polaca de Turismo, Janusz Korsak.
“En 2010, cuando se celebró el Año de Chopin, más de 340.000 turistas visitaron Varsovia, mientras que durante la Eurocopa de fútbol el número de visitantes fue mucho menos de lo esperado”, añade el jefe del Servicio de Información de Varsovia, Boleslaw Nieduszynsk, quien tiene claro que apostar por Chopin supone atraer a un tipo de turista cultural muy atractivo y de poder adquisitivo.
Varsovia es un ejemplo de cómo la música clásica llega fácilmente al gran público, que disfruta con avidez de las composiciones del polaco, comparadas históricamente con las de Johann Sebastian Bach, Franz Liszt o Ludwig van Beethoven.
No en vano las notas de Federico Chopin sirvieron para inaugurar la Eurocopa de Polonia y Ucrania, en una perfecta muestra de como música clásica y fútbol no se encuentran tan alejados como parece.