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Esta vereda fue construida hace ya varios años y la municipalidad de San Lorenzo ni el rectorado de la UNA se han ocupado de su mantenimiento.
La situación empeora en días de lluvia, en los que los gigantescos pozos se vuelven charcos y a los peatones no les queda de otra más que caminar por el barro; todo eso sumado al hecho de que en Mariscal López se crean raudales y los automovilistas mojan a los peatones.
Esta vereda ofrece un panorama lamentable de la entrada a la ciudad, sumado a las paradas de buses en mal estado y el mercado que se formó frente al Hospital de Clínicas, sobre la misma vereda, ante la ausencia de las autoridades.
Cristhian Ocampo