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Cuando estaba alcanzando la calle Pilar, un taxi que iba por el carril izquierdo hizo una maniobra brusca, un giro a la derecha, ya que se le antojó entrar en la calle Pilar. Al hacer dicha maniobra, me destruyó el auto.
Me gustaría que los exámenes para aprender a conducir algún día se tomen en serio, ya que “coimeando” uno saca su registro sin saber absolutamente nada sobre conducción y, peor aún, la vida de muchos depende de estos choferes de colectivos y taxis.
César David Álvarez