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Ni hablar de la polución sonora que, con los potentes equipos de sonidos, inundaban las playas y la Costanera.
No es posible que nuestra gente no valore la belleza y el orden en sus ciudades, pero si van a otros países, bien que se sujetan a vivir civilizadamente.
Se necesitan más ordenanzas municipales y se necesitan oficiales que las hagan cumplir como los carabineros chilenos.
Aprendamos a disfrutar de lo bueno y a preservarlo.
Javier Zárate