Zombis, coches y el Imperio Romano para la conquista de Xbox One

LONDRES. La consola Xbox One desembarcará el próximo 22 de noviembre abrazada a un catálogo de juegos dominado por las secuelas.

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Destacan la lucha romana y el preciosismo de Ryse: Son of Rome, la socarronería zombi de Dead Rising 3 y la perfecta imperfección de Forza Motorsport 5.

Aunque la llegada de nuevas consolas es un momento óptimo para la creación de títulos inéditos, tan sólo uno de los 23 que llegarán este noviembre a la máquina de Microsoft es una historia totalmente inédita y no parte de una saga.

Se trata de Ryse, una aventura épica y sangrienta ambientada en el Imperio Romano.

“El Imperio Romano aún mantiene su impronta en la sociedad moderna, la gente quiere experimentar cómo era esta época. Hemos brindado una mirada detallada a lo que era ser soldado, cómo eran los combates, su brutalidad”, ha explicado su director creativo, Patrick Steves.

Ryse es un “clásico relato romano de venganza”, a la vez que una historia de superación en un contexto de adversidad: un soldado herido se convertirá en general de Roma y en un gran hombre. Para ello, bellos gráficos (se ha utilizado captura de movimiento con actores reales) , ricas texturas, dramatismo y brutalidad a gusto del consumidor.

El segundo caballo de batalla de Xbox One es el simulador de conducción Forza MotorSport 5, que ha utilizado el potencial de la nueva generación para crear una inteligencia artificial que aprende de cada jugador real gracias a la nube. Así, al batirse contra la máquina uno no creerá estar retando a un “tamagotchi”, sino a un usuario de carne y hueso, según el director creativo del juego, Dan Greenawalt.

Greenawalt ha indicado que la nueva máquina les ha permitido ir un paso más allá en el realismo y eso se ha traducido en el dominio de la luz y en una perfección que consiste en hacer parecer menos perfectos los coches, en comparación con el anterior Forza.

La conducción, ha prometido, es más natural y con un control tan diverso comoel jugador prefiera.

Por su parte, los zombis de Dead Rising 3 han decidido vivir en exclusiva en la consola de Microsoft. La saga sigue siendo socarrona y macarra, pero busca el equilibrio con momentos de tensión y de instinto de supervivencia. En esta ocasión, el mundo abierto es completamente jugable y permite interactuar con cualquier elemento y crear ridículas combinaciones de coches, vestuario y armas.

El título se integra con el sensor Kinect para quitarse a los muertos vivientes de encima con un manotazo o para llamar a los aliados con un grito, en caso de necesidad.

Killer Instinct, Fighter Within, Crimson Dragon, Lococycle, Zoo Tycoon y Powerstar Golf completan la lista de videojuegos exclusivos para esta consola, mostrados hoy en Londres.

También estarán disponibles el día 22, aunque no en exclusiva para esta plataforma, las nuevas entregas de Call of Duty, Battlefield, Fifa y Assassin's Creed, Just Dance 2014, Zumba Fitness, Need for Speed: Rivals, Lego Marvel Superheroes, Skylanders: SWAP Force, Peggle 2, NBA 2K14 y NBA Live.

Xbox One y su competidora PlayStation 4 llegan a un escenario diferente a aquel en el que desembarcaron sus predecesoras.

Nunca ha habido tantos jugadores, pero a la vez nunca ha existido una diversidad tan grande: las consolas ya no son las reinas, deben convivir con teléfonos móviles, tabletas y ordenadores personales (en los que el juego en la nube va tomando cuerpo sin necesidad de dispositivos complementarios).

Por eso, y porque PlayStation 4 será 134 dólares más barata, Microsoft depende fuertemente del catálogo de juegos que pueda ofrecer para atraer al público a su nueva consola.

Aunque la tecnológica estadounidense ha insistido en que quiere que Xbox One sea el centro de ocio del salón, no sólo para el consumo de videojuegos, el cliente potencial de la nueva generación se decantará por una u otra consola en función de los títulos, la potencia gráfica y las funcionalidades de juego que ofrezcan. Por el momento, la oferta de videojuegos es tímida.

Los desarrolladores necesitan tiempo para familiarizarse con las máquinas, pero en este contexto de fuerte competencia resultarán cruciales propuestas sólidas capaces de demostrar el potencial del nuevo hardware.

Los esperados Watch Dogs, Titanfall o Destiny, que se perfilaban como tales, no llegarán hasta, al menos, 2014.

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