De acuerdo con la investigación -llevada a cabo por la Escuela de Medicina de la Universidad estadounidense Johns Hopkins- la mezcla frenaría la producción de ciertas grasas llamadas glicoesfingolípidos (GSL), las cuales se encuentran en la piel y en otras membranas celulares.
Las grasas GSL estarían relacionadas con la caída del cabello y otros daños cutáneos, tal y como explicaron los expertos involucrados en el estudio. Su producción podría frenarse con el compuesto D-PDMP, elaborado con D-threo-1-fenil-2-decanoylamino-3-morpholino-1-propanol y que fue testado en un grupo de ratones.
Estas conclusiones fueron extraídas tras alimentar, de las 12 semanas hasta las 20 semanas de edad, a un grupo de ratones con una dieta occidental alta en grasas y colesterol, y a un segundo grupo con una dieta estándar. En comparación con los que recibieron comida estándar, los ratones con una nutrición occidental perdieron y sufrieron encanecimiento del cabello así como lesiones en la piel.
Estos resultados se volvieron más severos cuando los ratones continuaron ingiriendo una dieta occidental durante 36 semanas, con el 75% de los roedores con problemas en el pelo y múltiples lesiones en la piel. “Nuestros hallazgos muestran que una dieta occidental causa pérdida y encanecimiento del cabello e inflamación de la piel en ratones. Creemos que los seres humanos que consumen una dieta rica en grasas y colesterol viven un proceso similar”, declaró el doctor Subroto Chatterjee, profesor de Medicina Pediátrica en la Universidad de Johns Hopkins.
El estudio, financiado por National Institutes of Health, demostró a su vez que, al darles a los ratones el compuesto D-PDMP, los síntomas se revierten. No obstante, los expertos aclararon que estas evidencias no significan que la mezcla sea segura y tenga el mismo efecto en personas.
A pesar de esto, sostienen que el estudio arroja luz sobre posibles maneras de frenar la caída del cabello y los daños cutáneos en humanos a través de medicamentos tópicos o de vía oral. “Se necesitan más investigaciones, pero nuestros hallazgos son prometedores para usar algún día un medicamento para enfermedades de la piel como la psoriasis y las heridas resultantes de la diabetes o la cirugía plástica”, resaltó Chatterjee.
En este sentido, estudios previos mostraron que las GSL están presentes en las células que forman la capa superior de la piel, así como en los queratinocitos, las células encargadas de regular la pigmentación de los ojos, la piel y el cabello.
Determinar cómo la alteración de las GSL podría afectar el aspecto y el color de la piel, así como asegurar la eficacia del tratamiento D-PDMP, revertiría cualquier efecto negativo. “Esperamos que algún día en el futuro esto pueda significar una recuperación más rápida y efectiva de la calvicie, el encanecimiento del cabello en poblaciones envejecidas y la curación de heridas”, apuntó el doctor Chatterjee.