Los plásticos de fabricación masiva provenientes de juguetes, bolsas, empaques de comida y utensilios desembocan en los océanos a través de las corrientes de aguas pluviales, un problema que se espera empeore en las próximas décadas.
Los hallazgos divulgados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense se basan en más de 3.000 muestras simples recolectadas alrededor del mundo por una expedición científica española en 2010.
“Las corrientes oceánicas transportan objetos de plástico que se fragmentan en trozos más pequeños cada vez debido a la radiación solar”, dijo Andrés Cozar, de la Universidad de Cádiz y quien encabeza al grupo de investigadores.
“Estos pequeños fragmentos plásticos, conocidos como microplásticos, pueden permanecer durante cientos de años y fueron detectados en 88% de la superficie de los océanos durante la expedición Malaspina 2010”, explicó el científico.
El estudio hace una proyección según la cual la cantidad total de plástico en los océanos de la Tierra -entre 10.000 y 40.000 toneladas- es menor en la actualidad que en estimaciones previas. No obstante, el estudio despierta nuevas preocupaciones respecto al destino de demasiado plástico, particularmente de las piezas pequeñas.
El estudio halló que fragmentos de plástico “de entre unos pocos micrones y unos pocos milímetros de tamaño están sobrerrepresentados en muestras de la superficie del océano”.
Es necesario investigar más para saber adónde están yendo y qué efectos están teniendo en la vida marina, agregaron.
“Esos microplásticos tienen una influencia en el comportamiento y la cadena alimentaria de organismos marinos”, señaló Cozar. “Pero probablemente, la mayoría de los efectos por la contaminación plástica en los océanos no se conozcan todavía”.