El Discovery planeó acoplado sobre un Boeing 747 modificado de la NASA y aterrizó entre los aplausos del público que le esperaban para dar la bienvenida al transbordador que batió el récord de viajes al espacio.
En la pista, el director del museo Nacional del Aire y el Espacio John R. “Jack” Dailey, el secretario de la Institución Smithsonian -a la que pertenece el museo-, Wayne Clough, y representantes de la NASA dieron la bienvenida al transbordador. También se encontraban a pie de pista un grupo de cincuenta personas ganadoras de un concurso de la NASA.
Entre ellas figuraba Katy Walser, ingeniera de profesión y que describió como “maravilloso” presenciar el aterrizaje. “Creía que sólo iba a verlo tomar tierra y verlo pasar ha sido increíble”, indicó, al recordar que cuando era niña solía ver los lanzamientos de los transbordadores.
Antes de aterrizar, el transbordador había sobrevolado durante unos 40 minutos los cielos de la capital estadounidense, donde numerosas personas salieron a la calle o las terrazas para contemplar el último vuelo de la nave espacial. La nave había partido esta mañana desde la base de Cabo Cañaveral (Florida) rumbo a Washington.
En una emotiva ceremonia de despedida allí participaron, entre otros, los seis tripulantes de la última misión del Discovery, la STS-133: el comandante Steve Lindsey, el piloto Eric Boe y los especialistas Alvin Drew, Steve Bowen, Michael Barratt y Nicole Stott.
El Discovery fue lanzado por primera vez en 1984 y en su lista de logros se incluyen haber sido el primer transbordador pilotado por una mujer (Eileen Collins), haber llevado al primer cosmonauta ruso a bordo de una nave estadounidense y haber realizado el primer acoplamiento con la estación rusa Mir. En 1998 alcanzó otro récord al llevar de nuevo al espacio a John Glenn, el primer estadounidense que orbitó la Tierra a bordo del Friendship 7 en 1962, y que a los 77 años se convirtió en el astronauta de más edad.
El Discovery será exhibido en los hangares del Museo del Aire y El Espacio en el aeropuerto internacional de Dulles y reemplazará al Enterprise, el prototipo que nunca voló al espacio pero sin el que no hubiera sido posible realizar las pruebas.
La NASA concluyó el programa de transbordadores el pasado año después de 30 años para centrarse en nuevas misiones como explorar un asteroide o alcanzar Marte, mientras queda en manos de la empresa privada el desarrollo de las naves que hacen el recorrido hasta la Estación Espacial Internacional.