Técnica que hace el cerebro transparente promete revolucionar su estudio

Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Stanford, en California, ha desarrollado un método para estudiar el cerebro sin alterar su forma ni conexiones internas gracias a un proceso químico que lo hace transparente.

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El revolucionario avance promete cambiar el análisis del funcionamiento de la “caja negra” del ser humano, un órgano hasta ahora indescifrable cuyo interior ha quedado expuesto como un escaparate.

Esta técnica, denominada Clarity, presenta un gran potencial para acelerar las investigaciones sobre enfermedades como el alzheimer, la esquizofrenia y arrojar luz sobre las neuronas vinculadas al síndrome de Down o al autismo.

“El estudio de sistemas intactos con este tipo de resolución molecular y en toda su dimensión (ser capaces de ver el detalle más nimio y toda la estructura al mismo tiempo), ha sido un objetivo no alcanzado en la biología, una meta que Clarity empieza a cumplir”, aseguró Karl Deisseroth, ingeniero biológico, psiquiatra y jefe del proyecto.

El método de Deisseroth fue desvelado hoy en un artículo publicado en internet por la revista Nature y ha sido testado fundamentalmente en ratones, aunque también se ha probado con éxito en el pez cebra y en muestras de cerebro humano.

Hasta la fecha, el estudio del interior del cerebro implicaba seccionarlo, con la pérdida consiguiente de su estructura. Gracias a Clarity, el miembro es accesible como una sola pieza, con sus conexiones y complejidad molecular intactas.

Los científicos pueden adentrarse en él con tecnología tridimensional, realizar mediciones y utilizar químicos que permitan distinguir sus interioridades por colores.

“Nunca más el estudio en profundidad de nuestro órgano tridimensional más importante quedará limitado por métodos bidimensionales”, indicó Thomas Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU.

La esencia de este nuevo procedimiento de análisis del cerebro consiste en reemplazar los lípidos que dan forma al órgano, y que dificultan su análisis, por un hidrogel.

Una vez aplicada esa sustancia, que comienza un proceso de petrificación, se puede extraer el lípido sin dañar los tejidos. El resultado es un cerebro transparente.

El desafío que se plantean los investigadores a continuación es cómo gestionar e interpretar la gran cantidad de datos que se hacen accesibles.

“Supone un desafío de computación inmenso. Tenemos que desarrollar mejorados sistemas de tratamiento de imágenes segmentadas, registro de imágenes tridimensionales, calcos automatizados y captación de imágenes”, apuntó Deisseroth.

Este experto es uno de los que compone el equipo que determinará los objetivos de la iniciativa de investigación cerebral anunciada el pasado 2 de abril por el presidente de EE.UU., Barack Obama, y avalada con 100 millones de dólares.

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