El cohete Falcon 9 colocó en orbita a la sonda Dragon con éxito en 14 minutos, aunque el hito más importante de este lanzamiento de apariencia rutinaria fue el intento de posar sin daño alguno la primera fase del cohete.
El consejero delegado de SpaceX, el magnate Elon Musk, comunicó en su cuenta de la red social Twitter que la puesta en órbita de la sonda fue un éxito, pero no consiguieron la reentrada suave del cohete y fue “demasiado brusca para su supervivencia”.
Los ingenieros de la empresa espacial esperaban que los 42 metros del cohete puedan descender a la Tierra de manera suave y mediante correcciones automáticas se posara sin daños en un plataforma flotante en el Océano Atlántico.
La empresa SpaceX ya había intentado en una ocasión anterior, aunque sin éxito, que la primera fase de su cohete retorne a la Tierra, frene su descenso y se pose verticalmente en la plataforma flotante. No obstante, esta vez parece que el cohete aterrizó con la velocidad adecuada, aunque, según Musk, “un exceso de velocidad lateral lo llevó a inclinarse y desplomarse tras el aterrizaje”.
Un aterrizaje exitoso sería un hito en el desarrollo espacial al permitir reutilizar los cohetes y ahorrar tremendamente costes, uno de los objetivos del programa de la NASA para cerrar contratos con empresas privadas tras el cese de las misiones del transbordador espacial.
El cohete Falcon 9 despegó como estaba previsto a las 16:10 horas (20:10 GMT) de Cabo Cañaveral (Florida) con la sonda Dragon en rumbo a la EEI.
La sonda Dragon transporta experimentos y avituallamiento para la EEI, entre ellos una cafetera para que los astronautas puedan preparar cafés espresso en su hogar a 400 kilómetros de altura.
La sonda Dragon realizará la sexta misión de transporte para la NASA. Esta vez atracará el miércoles en la EEI con unas dos toneladas de material y 40 nuevos experimentos científicos, para posteriormente regresar a la Tierra en cinco semanas con desechos y otro tipo de cargamento.