“¡Es oficial! Osiris-Rex ha entrado en órbita alrededor de Bennu. (La misión) establece dos récords: el cuerpo planetario más pequeño que se ha orbitado y la órbita más cercana de una sonda alrededor de un objeto celeste”, indicó en Twitter el Laboratorio Planetario de la Universidad de Arizona, que lidera la misión con la NASA.
Debido al cierre parcial de la Administración de EE.UU., que entró hoy en su décimo día, la NASA no pudo informar de este hito de la exploración espacial, según medios especializados.
Tras realizar una maniobra complicada y con un retraso de casi tres horas, Osiris-Rex consiguió entrar por primera vez en la órbita del asteroide rocoso Bennu, que tiene un diámetro de 500 metros y se formó hace 4.500 millones de años.
Dada su longevidad, similar a los planetas del Sistema Solar, los científicos esperan que la misión de Osiris-Rex sirva para entender mejor el origen de este sistema planetario y la aparición de vida en la Tierra, entre otras cuestiones.
A través de un sistema de cámaras de gran resolución y tras recoger algunas muestras de la superficie, la misión Osiris-Rex estudiará la composición química de este asteroide, descubierto en 1999.
De hecho, Osiris-Rex, que llegó a las inmediaciones de Bennu el pasado 3 de diciembre, descubrió la presencia de agua en ese asteroide primitivo compuesto por las mismas moléculas que dieron origen a la vida en la Tierra.
Dicha información, obtenida gracias a los dos espectrómetros con los que está equipado la sonda, indica la presencia de hidroxilos, moléculas que contienen átomos de oxígeno y de hidrógeno adheridos entre sí.
Los investigadores responsables de la misión entienden que estos hidroxilos se encuentran en todo el planetoide, aunque la NASA considera que su presencia sería “apenas residual”.