El Solar Impulse 2, pilotado por el suizo André Borschberg y que había aterrizado en San Francisco el 24 de abril procedente de Hawai, alzó vuelo a las 05:00 locales (08:00 hora paraguaya) y está previsto que su recorrido hacia Phoenix, de un poco más de 1.150 kilómetros, dure unas 16 horas y 20 minutos.
Para llegar a Phoenix, André Borschberg volará sobre el desierto de Mojave.
Las baterías del aparato estaban casi completas al momento del despegue y fueron paulatinamente descargándose en los primeros instantes, cuando el aeroplano volaba en la oscuridad.
“Cuando salga el sol, las reservas de energía del Solar Impulse 2 van a comenzar a cargarse, gracias a toda esta energía verde”, tuiteó Borschberg tras una hora de vuelo, con una foto del amanecer.
Se trata de una etapa mucho más corta que la anterior, en la que el otro piloto del avión, el suizo Bertrand Piccard, llevó el control durante alrededor de 60 horas entre Hawai y San Francisco, un lapso en el que apenas se permitió descansos de 20 minutos.
Efectuada en dos etapas, la travesía por el Pacífico representó la parte más arriesgada de la vuelta al mundo del Solar Impulse 2, debido a la lejanía de los sitios de aterrizaje en caso de emergencia.
Durante la primera parte de esta travesía, entre Nagoya y Hawai, el Solar Impulse 2 había batido ya el récord del vuelo más largo de un avión solar sobre el océano. André Borschberg piloteó durante cinco días y cinco noches consecutivas (117 horas en total) , en un trayecto no exento de problemas.
Las baterías del aparato, muy exigidas, se habían recalentado y el avión debió efectuar una larga escala técnica de casi 10 meses en Hawai para atender el problema antes de volver a despegar hace diez días. El “SI2” funciona con baterías que se cargan con más de 17 mil celdas fotovoltaicas instaladas en las alas del aparato.
Como el avión puede transportar apenas un piloto, Bertrand Piccard, de 58 años, y su compatriota André Borschberg, de 63, se relevaban en cada etapa para completar por turnos los largos vuelos solitarios.
“Continuamos la aventura ahora a través de Estados Unidos, con la ambición de demostrar a todo el mundo que si un avión puede volar día y noche sin combustible, nosotros podemos utilizar toda esa tecnología verde del sol para desarrollar nuevos mercados industriales y estimular el crecimiento económico, protegiendo además el medio ambiente”, indicó Bertrand Piccard en un comunicado.
Solar Impulse 2 salió el 9 de marzo de 2015 de Abu Dabi hacia Mascate antes de volar hacia Ahmedabad (India), Benarés (India), Mandalay (Birmania), Chongqing (China), Nanjing (China), Nagoya (Japón), Hawai y San Francisco. Luego de Phoenix, otras tres etapas lo conducirán a Nueva York, antes de la larga travesía del Atlántico.
La envergadura de las alas del Solar Impulse 2 es equivalente a la de los más grandes aviones comerciales (63,4 metros), aunque con apenas un peso de 1,5 toneladas (equivalente a una furgoneta), lo que hace que el aparato quede muy expuesto a turbulencias.
El Solar Impulse ya ha experimentado algunos incidentes, como un aterrizaje turbulento en Nanjing por causa del viento. Su escala en Nagoya fue también imprevista: el avión debía volar directamente de Nanjing a Hawaï pero las condiciones meteorológicas obligaron a un aterrizaje en medio del trayecto para esperar un tiempo más favorable.
El avión, que cuenta con cuatro hélices, va lento: una hora después de su despegue el lunes, André Borschberg volaba a alredor de 45 km/h mientras desayunaba en la pequeña cabina del aeroplano.