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El más espectacular y brillante sistema de anillos del sistema solar no desaparecerá realmente, sino que la gigantesca masa de hielo, rocas y polvo no será visible desde la Tierra debido a la inclinación del eje del planeta.El ritmo de su movimiento en torno al sol hará invisible el sistema anular, como sucede en promedio cada 15 años, cuando la Tierra atraviesa el plano orbital de Saturno y el planeta aparece de perfil, inclinado de modo tal que sus anillos no son visibles. El fenómeno había sido observado por última vez en 1995 y cada vez es una cita para todos los astrónomos, que sin la perturbación del brillo de los anillos pueden distinguir objetos que de otro modo son difíciles de ver.
Hace 15 años, por ejemplo, el telescopio espacial Hubble descubrió en estas condiciones nuevos satélites de Saturno. Ahora estará en primera fila la sonda Cassini, nacida de la colaboración entre las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) , Europa (ESA) e Italia (ASI). "La órbita de Saturno es tan cercana al Sol que hace extremadamente difícil hacer observaciones incluso con los mejores telescopios, pero por suerte tenemos a Cassini", observó Linda Spilker, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.
La aparente desaparición de los anillos "es un fenómeno que se repite desde que los anillos se formaron, hace unos 4.500 millones de años", siguió la experta. Pero fue observado por primera vez hace sólo 400 años, cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia el planeta de los anillos, el más lejano de los cinco planetas observables a ojo descubierto después de Mercurio, Venus, Marte y Júpiter.
En su primera observación Galileo entrevió los anillos, pero los confundió con dos satélites extrañamente fijos en los lados del planeta. Cuando volvió a observar a Saturno, el planeta estaba de perfil y por eso sus presuntas lunas habían desaparecido inexplicablemente. Hoy se sabe que el sistema de anillos de Saturno comienza a una altura de 6.600 kilómetros de la superficie del planeta y se extiende hasta los 120.000 kilómetros, con un espesor de aproximadamente un kilómetro.
Lo que hace invisible a este gigante del sistema solar es el movimiento del planeta respecto de la Tierra y el Sol. Como la Tierra, también Saturno tiene alternancia de estaciones y la inclinación de su eje varía a medida que el planeta gira en torno al Sol. Contrariamente a lo que sucede en la Tierra, sin embargo, Saturno tarda unos 29 años en completar una revolución completa en torno al Sol y por lo tanto cualquier estación dura más de siete años.
Se trata de un fenómeno análogo al equinoccio, que en la Tierra marca la llegada de la primavera (en el norte) y del otoño (en el sur) el 21 de marzo, y viceversa el 22 de septiembre.
Hace 15 años, por ejemplo, el telescopio espacial Hubble descubrió en estas condiciones nuevos satélites de Saturno. Ahora estará en primera fila la sonda Cassini, nacida de la colaboración entre las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA) , Europa (ESA) e Italia (ASI). "La órbita de Saturno es tan cercana al Sol que hace extremadamente difícil hacer observaciones incluso con los mejores telescopios, pero por suerte tenemos a Cassini", observó Linda Spilker, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.
La aparente desaparición de los anillos "es un fenómeno que se repite desde que los anillos se formaron, hace unos 4.500 millones de años", siguió la experta. Pero fue observado por primera vez hace sólo 400 años, cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia el planeta de los anillos, el más lejano de los cinco planetas observables a ojo descubierto después de Mercurio, Venus, Marte y Júpiter.
En su primera observación Galileo entrevió los anillos, pero los confundió con dos satélites extrañamente fijos en los lados del planeta. Cuando volvió a observar a Saturno, el planeta estaba de perfil y por eso sus presuntas lunas habían desaparecido inexplicablemente. Hoy se sabe que el sistema de anillos de Saturno comienza a una altura de 6.600 kilómetros de la superficie del planeta y se extiende hasta los 120.000 kilómetros, con un espesor de aproximadamente un kilómetro.
Lo que hace invisible a este gigante del sistema solar es el movimiento del planeta respecto de la Tierra y el Sol. Como la Tierra, también Saturno tiene alternancia de estaciones y la inclinación de su eje varía a medida que el planeta gira en torno al Sol. Contrariamente a lo que sucede en la Tierra, sin embargo, Saturno tarda unos 29 años en completar una revolución completa en torno al Sol y por lo tanto cualquier estación dura más de siete años.
Se trata de un fenómeno análogo al equinoccio, que en la Tierra marca la llegada de la primavera (en el norte) y del otoño (en el sur) el 21 de marzo, y viceversa el 22 de septiembre.