Rosetta halla en su cometa elementos clave para el origen de vida terrestre

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto ingredientes considerados clave para el origen de la vida terrestre en el cometa (67/P) que la nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) lleva casi dos años estudiando.

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Entre estos componentes está la glicina, un aminoácido que suele encontrarse en las proteínas, y fósforo, un elemento fundamental del ADN y las membranas celulares, informó la ESA en una nota de prensa.

Los científicos llevan mucho tiempo debatiendo la posibilidad de que el agua y las moléculas orgánicas, esenciales para que surgiese la vida, llegaran a la Tierra por medio de asteroides y cometas cuando ésta aún se estaba enfriando tras su formación.

Los nuevos resultados revelan que los cometas contaban con potencial de aportar los ingredientes clave para el nacimiento de vida tal y como la conocemos, según las mismas fuentes. Los aminoácidos son compuestos orgánicos de gran importancia biológica que contienen carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, y son la base de las proteínas.

Las muestras que la misión Stardust de la NASA trajo del cometa Wild-2 en 2006 mostraban trazas del aminoácido más simple, la glicina. Sin embargo, una posible contaminación terrestre de las muestras de polvo dificultaba enormemente el análisis.

Ahora, Rosetta detectó glicina de forma directa y repetidamente en la difusa atmósfera o “coma” de este cometa.

“Esta es la primera vez que detectamos glicina de forma inequívoca en un cometa”, aseguró Kathrin Altwegg, principal investigadora del instrumento encargado de las mediciones y autora principal del artículo publicado en Science Advances.

Según Altwegg, también fueron capaces “de ver otras moléculas orgánicas que podrían ser predecesoras de la glicina, indicando las posibles vías por las que se habría formado”.

Las mediciones se realizaron antes de que en agosto de 2015 el cometa alcanzase el punto de menor distancia al Sol o perihelio. La primera detección se remonta a octubre de 2014, cuando Rosetta se encontraba a tan solo 10 kilómetros del cometa; la siguiente tuvo lugar en marzo de 2015, con la sonda situada a 30-15 kilómetros del cometa.

También se detectó glicina en otras ocasiones, asociadas a explosiones procedentes del cometa en el mes de su perihelio, cuando Rosetta se hallaba a más de 200 kilómetros del núcleo, pero rodeada de una gran cantidad de polvo.

“Vemos una fuerte relación entre la glicina y el polvo, lo que sugiere que probablemente se desprendiera, quizá junto a otros componentes volátiles, de las capas heladas de polvo al calentarse en la coma”, detalla Kathrin.

La glicina solo se evapora cuando alcanza temperaturas cercanas a los 150 grados, por lo que la cantidad que suele desprenderse de la superficie o capas inferiores del cometa es mínima, debido a las bajas temperaturas. Por este motivo, además, Rosetta no siempre la detecta.

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