Es un tema enorme que interesa a todo el mundo, todo el mundo quiere ser espía , observa Sara Milne, directora de la serie de exposiciones La ciencia de... , que ya se ocupó de los extraterrestres y prevé el año próximo una muestra en torno al cambio climático.
Queremos examinar la realidad del espionaje. No es una película de James Bond, tratamos de las verdaderas herramientas de este oficio , dice.
Los visitantes de la exposición -o aprendices de espía"- son examinados sobre su talento a la hora de descifrar mensajes codificados, obtener informaciones secretas o lograr una cobertura convincente.
También pueden descubrir algunos objetos y técnicas utilizados por los agentes de verdad: micrófonos ocultos, máquinas para seguir a personas, como las minicámaras, o un aparato que permite leer a distancia lo tecleado en el ordenador.
Los visitantes comprueban asimismo cómo influyen estas tecnologías en sus vidas y lo que serán en el futuro.
El año pasado, dos informes alertaron en Gran Bretaña contra una deriva hacia una sociedad de la vigilancia. Gran Bretaña, donde se cuenta una cámara de vigilancia por cada 14 habitantes, se ha convertido en uno de los países donde la gente es más observada y uno de los peores para el respeto de la vida privada en Occidente, al mismo nivel que Rusia.
A pesar de las protestas de los defensores de las libertades cívicas, el primer ministro Tony Blair piensa instaurar documentos de identidad biométricos y pasaportes electrónicos, que considera indispensables para garantizar la seguridad nacional.
Tony Blair también quiere ampliar una base de datos ADN, que comprendería el código genético de las personas que han sido detenidas, aunque hayan sido liberadas sin inculpación, y reforzar el trazado de los vehículos.
La exposición, preparada con participación de ex agentes del MI6, de los servicios secretos exteriores británicos, de los servicios de espionaje militar británicos y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana, pretende ayudar al público a comprender lo que está en juego, explica Sara Milne.
Esto abre un debate de verdad , añade Harry Ferguson, que trabajó en el extranjero para el MI6 en los años 8 y 90. Al ser entrevistado por la AFP , estima que se necesitan más garantías para preservar la vida privada de los ciudadanos.
Las tecnologías del espionaje han evolucionado con suma rapidez en los últimos 20 años, pero al mismo tiempo la relativa facilidad con que las informaciones electrónicas pueden ser ser recabadas crea nuevos problemas.
La comisión norteamericana de investigación de los atentados del 11 de septiembre subrayó las deficiencias a la hora de cotejar las informaciones que obtuvieron.
Harry Ferguson, que escribió dos libros acerca de su experiencia de la lucha contra los traficantes de heroína, subraya que seleccionar las informaciones correctas es cada vez más duro. La consigna es la exploración de datos , explica.
Esto obliga a los agentes a recuperar ciertas técnicas rodadas durante la Guerra Fría: los buzones secretos o la transmisión discreta de informaciones entre dos individuos en encuentros que parecen fortuitos, no pueden ser detectados por las tecnologías.
Los servicios secretos se quejan siempre de que no tienen bastante mano de obra, explica.
Se necesita un trabajo de terreno, vigilancia, tomar contactos , señala Ferguson, manifestando el deseo de que esta exposición anime a los niños a seguir la carrera de espía.
www.sciencemuseum.org.
Por Phil Hazlewood