“En las difíciles condiciones actuales debemos sobre todo preocuparnos de ayudar a los afectados, garantizar la seguridad de la central y terminar la construcción de la nueva cubierta para el reactor accidentado”, dijo Poroshenko, según medios locales.
Poroshenko hizo estas declaraciones tras depositar un ramo de flores en el monumento a los socorristas y técnicos que murieron combatiendo las secuelas del accidente, que fue silenciado en un primer momento por las autoridades soviéticas.
“Se lo debemos a los héroes de Chernóbil y a la memoria de las víctimas de la catástrofe”, dijo.
Recordó que “el pueblo ucraniano es quien lleva el mayor peso” de la catástrofe y que “aún hay millones de personas que sufren actualmente sus consecuencias”.
Ucrania celebra hoy el fin de los trabajos de reparación y cierre de la central de Chernóbil, cuya onda radiactiva afectó a las vecinas Rusia y Bielorrusia, cuya quinta parte del territorio resultó afectada.
Ante los problemas financieros que aquejan a Ucrania, que se encuentra al borde de la suspensión de pagos, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo prometió recientemente la concesión de 350 millones de euros para el sarcófago sobre Chernóbil.
Coincidiendo con el 26 aniversario de la tragedia, Ucrania comenzó en abril de 2012 la construcción del sarcófago que debe garantizar la seguridad de la planta durante los próximos cien años.
El actual cubo de hormigón, que fue construido por los soviéticos, está lleno de grietas de hasta cien metros y agujeros por donde sale agua radiactiva, por lo que la necesidad de uno nuevo es apremiante, según Greenpeace.
El nuevo sarcófago será de metal, tendrá forma de arco, una longitud de 257 metros, una anchura de 150 y una altura de 108. Una vez construido el arco, se podrá proceder al desmantelamiento del viejo sarcófago, cuyos restos serán almacenados junto al combustible nuclear en otra instalación en las inmediaciones.