Este imponente autómata de dos metros de altura se desplaza sobre raíles y gracias a sus tres cámaras puede detectar las fresas rojas y recogerlas con un brazo equipado de un instrumento para cortar tallos.
“Calcula la madurez de una fresa a partir de su color, tras haberla analizado con dos cámaras”, explicó Mitsutaka Kurita, un representante de Shibuya Seiki, empresa situada en Matsuyama (oeste de Japón) .
“Gracias a dos cámaras, también calcula la distancia hasta el fruto, después el brazo se acerca a la fresa que desea cortar”, precisó.
La tercera cámara toma la imagen detallada de la fresa en cuestión para que el robot pueda cortar la fruta y dejarla caer en un recipiente.
“Este robot podría recolectar dos tercios de las fresas durante la noche, cuando los agricultores duermen. Al despertarse, no tendrían más que ocuparse de las fresas que el robot descartó”, afirmó Kurita.
“Creamos este robot ya que recolectar fresas exige muchos recursos humanos”, añadió.
La recolección de fresas exige setenta veces más trabajo que la de arroz y dos veces más que la de tomates y pepinos, según la Organización Nacional de Investigación Agroalimentaria (NARO), cocreadora del robot.
El robot colector será comercializado a partir del año que viene por unos cinco millones de yenes (50.000 dólares, 38.000 euros).