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Investigadores del Politécnico de Lausana, gracias a un modelo matemático descrito en la revista Scientific Reports, resolvieron el dilema.
Chandran Suja y Abdul Bakarat combinaron una representación geométrica de la articulación con una serie de ecuaciones para simular el crujido de los huesos y su sonido. De esta manera se descubrió que las variaciones de presión en el fluido de la articulación, producidas por su movimiento mientras es apretada, hace estallar las microscópicas burbujas presentes en el fluido.
Se trata de una teoría que fue ya en parte formulada en 1971 y luego desmentida 40 años después, cuando nuevos experimentos demostraron que las burbujas continuaban en el fluido luego del crujido de los nudos.
Este modelo matemático parece ahora resolver la contradicción pues muestra que basta solo que estalle una parte de las burbujas para producir el sonido del crujido, mientras otras continúan invariables.
Además, la presión generada por el estallido de las burbujas produce ondas acústicas que pueden ser previstas matemáticamente y medidas experimentalmente con resultados del todo similares a los registrados en varios test acústicos.