Se estableció que representan un peligro para el turismo y las especies marinas nativas.
Según expertos del ministerio, el pez león representa dos peligros: la amenaza no letal para el hombre, que puede pisar sus púas venenosas; y el riesgo para las especies nativas, pues se alimenta de peces jóvenes y de larvas vitales para la ecología de los arrecifes coralinos, zonas rocosas y hasta areno-fangosas.
La cartera de Ambiente explicó en un comunicado de prensa que ahora adelanta la implementación de un plan interinstitucional para controlar esa especie originaria del Océano Índico. En ese sentido, recomendó a institutos de investigación, autoridades ambientales regionales, al Instituto Colombiano para el Desarrollo Rural (Incoder) y a la Policía Ambiental realizar talleres de sensibilización para ofrecer información a buzos y lugareños sobre la ubicación de la especie.
También aconsejó no fomentar el comercio o cría en cautiverio de la especie y prohibir la tenencia en cautiverio de la especie, a menos que se cumpla con determinados requisitos técnicos y propósitos exclusivos. Recomendó, asimismo, advertir en los aeropuertos y otros sitios estratégicos a los turistas sobre la presencia en aguas del Caribe y la condición venenosa de esta especie.
En febrero pasado, un pescador halló un pez león cerca de las islas colombianas del Rosario, en el Caribe, suscitando la alerta por las graves consecuencias que podría tener la llegada de esta especie sobre los corales de la zona, los más importantes de este país. En su momento, el director científico del Oceanario de Cartagena, Jaime Rojas, dijo que la expansión de la especie por el Caribe probablemente se debió a la destrucción de un acuario artificial en las costas de Florida (EE.UU.) a causa del huracán Andrew, en 1992, aunque tampoco se descarta que algunos ejemplares hubieran sido liberados en algunos acuarios.
Ésta es precisamente la mayor preocupación respecto a los corales de las Islas del Rosario, ya que la llegada de un carnívoro como el pez león podría romper el "balance natural" de los arrecifes.
Según expertos del ministerio, el pez león representa dos peligros: la amenaza no letal para el hombre, que puede pisar sus púas venenosas; y el riesgo para las especies nativas, pues se alimenta de peces jóvenes y de larvas vitales para la ecología de los arrecifes coralinos, zonas rocosas y hasta areno-fangosas.
La cartera de Ambiente explicó en un comunicado de prensa que ahora adelanta la implementación de un plan interinstitucional para controlar esa especie originaria del Océano Índico. En ese sentido, recomendó a institutos de investigación, autoridades ambientales regionales, al Instituto Colombiano para el Desarrollo Rural (Incoder) y a la Policía Ambiental realizar talleres de sensibilización para ofrecer información a buzos y lugareños sobre la ubicación de la especie.
También aconsejó no fomentar el comercio o cría en cautiverio de la especie y prohibir la tenencia en cautiverio de la especie, a menos que se cumpla con determinados requisitos técnicos y propósitos exclusivos. Recomendó, asimismo, advertir en los aeropuertos y otros sitios estratégicos a los turistas sobre la presencia en aguas del Caribe y la condición venenosa de esta especie.
En febrero pasado, un pescador halló un pez león cerca de las islas colombianas del Rosario, en el Caribe, suscitando la alerta por las graves consecuencias que podría tener la llegada de esta especie sobre los corales de la zona, los más importantes de este país. En su momento, el director científico del Oceanario de Cartagena, Jaime Rojas, dijo que la expansión de la especie por el Caribe probablemente se debió a la destrucción de un acuario artificial en las costas de Florida (EE.UU.) a causa del huracán Andrew, en 1992, aunque tampoco se descarta que algunos ejemplares hubieran sido liberados en algunos acuarios.
Ésta es precisamente la mayor preocupación respecto a los corales de las Islas del Rosario, ya que la llegada de un carnívoro como el pez león podría romper el "balance natural" de los arrecifes.