Alrededor de una veintena de países de África, Asia y el Pacífico, Este de Europa y América Latina y el Caribe están recibiendo actualmente asesoramiento del PNUMA, por petición de los Gobiernos, para revisar sus políticas medioambientales nacionales y regionales, y para transformar y revitalizar sus economías.
La guía “Midiendo el progreso hacia una economía verde integradora”, presentada en rueda de prensa, propone un marco de trabajo que se centre en políticas gubernamentales que resulten en la mejora de las condiciones de vida y en igualdad social, y que reduzcan los riesgos medioambientales y la precariedad ecológica.
“Invertir en capital natural es necesario para continuar con nuestra prosperidad económica. La economía verde no solo tiene en cuenta la sostenibilidad, sino también el empleo y las ganancias”, manifestó el jefe de la sección de Economía y Comercio del PNUMA, Steven Stone.
El informe recoge una serie de indicadores que pueden emplearse para evaluar el impacto de la economía verde.
Estos indicadores tienen en cuenta aspectos medioambientales y políticos -reformas fiscales, inversiones verdes o el precio del carbón-, sociales -empleo, riqueza, acceso a recursos o salud- y económicos -eficiencia, comercio, competitividad o consumo.
“La idea es complementar el Producto Interior Bruto (PIB), que mide la actividad macroeconómica, con otros medidores que reflejen mejor la naturaleza multidimensional del ser humano y la calidad de vida”, afirmó Sheng Fulai, uno de los autores del informe.
Los expertos citaron los casos ejemplares de países como Marruecos, con un ambicioso programa de energía solar; Barbados, que prioriza la relación entre el medioambiente y el empleo; o Australia, con sus impuestos al carbón.
“No sólo hay malas noticias como el deshielo del Ártico, sino también la voluntad y el interés de los países en adoptar medidas medioambientales”, indicó Stone.
Fulai agregó que la intención de este informe no es juzgar las prácticas medioambientales que cada país ponga en marcha, “sino ofrecer herramientas y soporte para ayudar a los países a alcanzar sus propios objetivos”.
El informe servirá de base a las discusiones de la conferencia “Midiendo el futuro que queremos”, que comienza este martes en Ginebra y que será la primera oportunidad después de la conferencia de Río+20 para que los expertos puedan analizar e identificar medidas que faciliten la transición hacia una “economía verde”.
En Río+20 se acordaron una serie de metas de desarrollo sostenible y que la ONU proporcionase soporte y herramientas políticas a aquellos países decididos a emprender medidas de defensa del medio ambiente.
La conferencia reunirá a representantes de díez países -Alemania, Barbados, China, Dinamarca, Ecuador, Ghana, Indonesia, Marruecos, Tailandia y Uruguay-, la Organización Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) , el Banco Mundial (BM) y agencias de la ONU.