La autora principal de este estudio, Zoë Doubleday, experta de la Universidad de Adelaida (Australia), comentó que el aumento de la población de cefalópodos tiene “un impacto complejo e importante en la cadena alimenticia de los océanos así como de los humanos”.
Estos depredadores voraces, que forman parte de la dieta de varias especies marinas y de los seres humanos, son considerados como la “yerba mala” de los mares debido a su rápido crecimiento, la flexibilidad en su desarrollo y su corta esperanza de vida.
“Esto les permite adaptarse a los cambios en las condiciones ambientales (como la temperatura) más rápidamente que otras especies marinas, lo que sugiere que éstos se están beneficiando de los cambios ambientales marinos”, explicó Doubleday en un comunicado de la Universidad de Adelaida.
Este trabajo científico publicado en la revista científica Current Biology, partió de otro estudio sobre el declive de la población de la emblemática sepia australiana gigante, que se reproduce en el golfo Spencer, en el sur australiano.
“Para determinar si se repetía este patrón en otras partes, recogimos un banco de datos mundial y para nuestra sorpresa, nuestro análisis reveló que los cefalópodos, en conjunto, están aumentando, y desde que se hizo este estudio, notamos que se está recuperando el número de sepias de esta población emblemática cerca de Whyalla (localidad de Australia del Sur)”, acotó la bióloga australiana.
Los científicos están estudiando actualmente los factores que determinan el crecimiento de la población de los cefalópodos como el calentamiento global o la sobreexplotación de las pesquerías.
“Es difícil, pero es una pregunta importante que se debe resolver, y nos puede revelar una historia mucho más grande sobre cómo las actividades humanas están cambiando los océanos”, la líder del proyecto, Bronwyn Gillanders, también de la Universidad de Adelaida.