Nintendo registró beneficios impulsada por la fuerte depreciación del yen y a pesar del pobre resultado de su flamante nueva consola, Wii U.
En el periodo de abril a junio, el gigante de los videojuegos logró un beneficio neto de 8.624 millones de yenes (66 millones de euros), con lo que retomó la senda positiva tras la pérdida de 17.231 millones de yenes (132,7 millones de euros) del mismo periodo de 2012.
Un resultado que logró maquillar gracias a la mejora de la competitividad que le proporcionó la continuada caída de la divisa local, lo que incrementa sus beneficios al repatriarlos, y que le permitió aumentar en este periodo sus ganancias en cerca de 16.900 millones de yenes (130 millones de euros).
En este primer trimestre, Nintendo no logró resultados positivos ni en sus ventas, que se recortaron un 3,8% interanual hasta los 81.548 millones de yenes (628 millones de euros), ni en su rendimiento operativo, donde registró una pérdida de 4.924 millones de yenes (38 millones de euros), un 50% menos que en 2012.
Parte de culpa la ha tenido la tibia acogida de su nueva consola doméstica, Wii U, que llegó al mercado en noviembre de 2012, plena temporada navideña, con la premisa de revolucionar el mercado de los videojuegos y vender en los primeros cinco meses hasta 5,5 millones de unidades.
Dotada de gráficos en alta definición, una resolución en 1080p y un innovador mando con pantalla táctil de 6,2 pulgadas, Wii U vendió en su primera semana algo más de 400.000 unidades, impulsada por una fuerte campaña de comunicación y la falta de competencia al abrir, en solitario, la denominada octava generación de consolas de sobremesa.
No obstante, pasada la novedad de los primeros meses, las ventas se estancaron y actualmente apenas cuenta con 3,6 millones de consolas en la calle y 14,44 millones de juegos, muy por debajo de sus previsiones.
Durante los meses de abril a junio, las ventas de Nintendo Wii U en todo el mundo apenas llegaron a las 160.000 consolas y los 1,03 millones de juegos, un pobre resultado que la empresa achaca “al lanzamiento de pocos títulos clave durante este trimestre”, detalló la firma en un comunicado.
Para enmendarlo, Nintendo espera ser más activa a la hora de “sacar al mercado juegos nuevos para la consola durante la segunda mitad del año, de cara a poder retomar el impulso de la plataforma”, de la que aún mantiene sus previsiones de vender en 2013 unas 9 millones de unidades y 38 millones de títulos.
En este sentido, ha dejado en manos de sus personajes históricos, como los hermanos Luigi y Mario, el gorila Donkey Kong o el aventurero Zelda, el rumbo de la consola con nuevos títulos exclusivos que sacará próximamente y con los que espera enderezar las ventas.
La histórica Nintendo, que cuenta en sus filas con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación, Shigeru Miyamoto, anunció también que se esforzará por “mejorar las ventas de Wii U mostrando al mayor número posible de personas la convincente naturaleza de su hardware y su software”.
Al margen, la empresa anunció que las ventas de su portátil en tres dimensiones, Nintendo 3DS, alcanzaron en estos tres meses los 1,4 millones de unidades, alentada por la fuerte venta de títulos, con lo que ya sobrepasa los 32,48 millones desde que salió a la venta en febrero de 2011.
A pesar de haber rendido por debajo de lo estimado, Nintendo se mantuvo hoy optimista de cara al futuro y mantuvo sus previsiones para el ejercicio 2013, que concluirá el 31 de marzo de 2014, y en el que espera un beneficio neto de 55.000 millones de yenes (424 millones de euros), casi 7 veces más que en 2012.
Además, confía en situar su beneficio operativo en unos 100.000 millones de yenes (770 millones de euros) e incrementar sus ventas un 44,8 por ciento interanual hasta los 920.000 millones de yenes (7.088 millones de euros).
Nintendo deberá apresurarse en activar su plan para recuperar el impulso de Wii U, en la que ha depositado sus esperanzas, ante la amenaza que supone la llegada, antes del periodo navideño, de las nuevas consolas PlayStation 4 de Sony y Xbox One de Microsoft, dos gigantes que amenazan el trono de la creativa empresa de Kioto.