“No puedo aventurar cuánto durará, pero si miramos lo que pasó con el 'Opportunity', que iba a durar 90 días y lleva nueve años, uno puede hacer una extrapolación”, aseguró Noah Warner, que dirige el equipo encargado de las operaciones del “ Curiosity ” en la superficie de Marte.
El “Spirit” y el “Opportunity”, predecesores del “Curiosity”, llegaron al planeta rojo en enero de 2004 en busca de señales de agua y, aunque el primero cesó su actividad en 2010, el segundo sigue en activo.
Los problemas mecánicos son los que acaban inmovilizando los exploradores, explicó Warner, pero “trataremos de hacer que las cosas duren todo lo que se pueda”. El robot completó la pasada semana su primera perforación en Marte y se dispone a analizar los primeros fragmentos de subsuelo del planeta rojo.
“Es la primera vez que se ha perforado en Marte y algunos dicen que es la primera vez que se ha perforado en otro planeta, pero hubo una misión rusa (soviética) a Venus hace tiempo que hizo una perforación”, recordó.
Los predecesores del “Curiosity” consiguieron limar algunas rocas para obtener muestras, pero es la primera vez que un robot realiza una perforación, de 1,6 centímetros de ancho por 6,4 centímetros de profundidad.
El material extraído permitirá “profundizar en la evolución histórica de Marte” desde el punto de vista geológico, algo que hasta ahora no se ha podido estudiar. “Ahora, con seis centímetros de profundidad podemos ir decenas de veces más lejos en la evolución histórica de cada roca”, destacó.
El vehículo analizará ahora las muestras con los instrumentos de última tecnología del laboratorio que lleva en su interior.
El “Curiosity” no ha encontrado indicios de material orgánico en Marte, aunque sí ha hallado evidencias de que el agua pudo fluir por el planeta rojo en el pasado. “La misión es para valorar la habitabilidad, no somos estrictamente una misión para detectar huellas de vida. Estoy seguro de que hay muchas cosas por descubrir, pero resulta difícil de predecir cuáles pueden ser”, destacó.
“Curiosity” aterrizó en agosto del año pasado en el cráter Gale equipado con diez instrumentos de última tecnología, para comenzar una misión en la que tratará de determinar si se dan o en el pasado pudieron darse las condiciones ambientales para la vida microbiana.
Warner, que se encuentra en Viena para participar en una reunión de la Oficina de la ONU para el Espacio Exterior (Unoosa), también quiso destacar la gran importancia y calidad de las aportaciones españolas a la misión.
“La contribución española es inestimable”, subrayó, para relatar que cada día el envío y la recepción de datos para poner en contacto el “rover” con la Tierra se consigue por medio de una antena desarrollada en España.
La estación medioambiental “REMS”, desarrollada también por expertos españoles, y que mide, entre otros, la temperatura del suelo, del aire, la presión, la humedad y la radiación ultravioleta, es “la más completa que podíamos haber llevado a Marte”, recalcó
“Utilizamos los datos de REMS para todo tipo de cosas”, declaró, “REMS da contexto a toda la misión. Es una misión destinada a entender el medio ambiente marciano y REMS es la que lo mide”.
La misión de la NASA cuenta con una inversión de 1.800 millones de euros (2.500 millones de dólares), de los que España aporta 23,5 millones.