El análisis de las imágenes permitió a los astrónomos establecer una nueva teoría sobre el funcionamiento de este tipo de fenómenos, informó hoy esta institución.
Las explosiones de rayos gamma, que ocurren cuando una estrella se colapsa y muere, lo que da lugar a un agujero negro y ocasiona un chorro de partículas que viajan a la velocidad de la luz, son los fenómenos más luminosos que se dan en el universo, pero no se pueden predecir.
El pasado 27 de abril se vio una explosión de este tipo de unas dimensiones “monstruosas”, según aseguró el director de la Dirección de Astrofísica de la NASA, Paul Hertz, en rueda de prensa. “Algo así sólo sucede una vez cada siglo”, añadió Hertz.
Esta explosión, que ha sido denominada GRB 130427A, fue detectada por tres satélites de la NASA, además de por varios telescopios en la Tierra, y, como resultado de estas observaciones, se han publicado cuatro artículos científicos en la revista Science y otro más en The Astrophysical Journal Letters.
A pesar de que los astrónomos piensan que la explosión se produjo hace casi 4.000 millones de años y que pudo prolongarse durante unos minutos, la observación duró 20 horas, mucho más que las anteriores detectadas.
Instantes después de verse la explosión de rayos gamma, el telescopio Fermi localizó un pico de rayos gamma de 95 gigaelectronvoltios (GeV), lo que la convierte en la luz procedente de una explosión más energética.
Sin embargo, los telescopios de Los Álamos (Nuevo México) captaron un destello que alcanzó la magnitud 7 en la escala astronómica de brillo, el segundo más brillante del que se tiene registros. Esta relación entre la luz visible y la energía de los rayos gamma que la provocaron planteaba un problema para los astrónomos.
“Pensábamos que la luz visible de estos destellos provenía de choques internos, pero esta explosión muestra que debe venir de choques externos que producen los rayos gamma más energéticos”, explicó Sylvia Zhu, de la Universidad de Maryland, integrante del equipo del Fermi.
Desde la Tierra, rara vez se pueden ver muertes de estrellas, porque la atmósfera las oscurece, aunque la del 27 de abril fue tan grande que se pudo observar con unos prismáticos.
Los científicos de la NASA aseguraron que la Tierra sufrió los efectos de explosiones de rayos gamma similares millones de años atrás. En todo caso, el astrónomo del Laboratorio de Investigación Naval Charles Dermer, coautor de los estudios, señaló que es “muy improbable” que una explosión de rayos gamma de estas dimensiones alcance hoy la Tierra.