Con motivo de la Cumbre del Clima (COP24) que se celebra en Katowice (Polonia), el portavoz de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo, subrayó el amplio consenso existente sobre el aumento de fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático, como olas de calor o precipitaciones muy intensa.
Para ello, destaca que la temperatura media mundial en los diez primeros meses del año superó en casi 1 grado a la de la era preindustrial (1850-1900) y que, en España, los cinco años más cálidos desde 1965 ocurrieron en la última década, mientras que los veranos de 2015, 2016 y 2017 fueron los más calurosos desde que hay estudios.
Respecto a las precipitaciones, el portavoz resalta los episodios de lluvias torrenciales de este otoño en el Mediterráneo. Los meteorólogos Ángel Rivera, José Antonio Maldonado y José Miguel Viñas respaldan esas evidencias, analizadas en su conjunto y no de forma particular.
“La humanidad nunca se ha enfrentado a un reto de semejantes proporciones y nuestra supervivencia está en juego”, advierte Viñas, para quien, si la inacción continúa, se agotarán las posibilidades de revertir, al menos en parte, la evolución del clima.
Del Campo sostiene que la acción tiene especial relevancia desde que el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) dijo en noviembre que una reducción del calentamiento global de 2 a 1,5 grados podría evitar impactos asociados al cambio climático.
Pero para conseguir este objetivo sería necesario alcanzar un “cero neto” de emisiones a mediados de siglo, argumenta este meteorólogo. Para Viñas, la población conoce el problema “pero no termina de reaccionar”, mientras que para Maldonado existe “conciencia de que hay que hacer algo, pero en el fondo no se hace demasiado”.
Rivera echa de menos un boletín periódico para los medios de comunicación y la sociedad, en el que alguna institución científica ofrezca un “relato continuado y de fácil comprensión” sobre el problema.