Así lo informó hoy esa entidad con sede en Viena y que cuenta con una amplia red de estaciones de medición sísmica, hidroacústica, de infrasonido y de radionucleidos, repartida por todo el globo para poder detectar en cualquier rincón del mundo una explosión atómica.
“La explosión fue detectada por 17 estaciones de infrasonido de la red”, señala el CTBTO en un comunicado.
“Sabíamos que no es una explosión fija porque podemos ver el cambio de dirección cuando el meteorito se dirige a la Tierra. No hay una única explosión, está ardiendo, viajando más rápido que el sonido”, dice el científico de la organización Pierrick Mialle al explicar como les es posible distinguir este tipo de explosiones de otras, como detonaciones de minas o erupciones volcánicas.
“Científicos de todo el mundo usarán en los próximos meses y años los datos de la CTBTO para comprender mejor estos fenómenos y aprender más sobre la altitud, la energía liberada y cómo se rompió el meteorito”, añadió Mialle en la nota.
La organización señala que la estación más lejana que registró la semana pasada ese sonido con una frecuencia de menos de 10 Hz, es decir, por debajo del espectro audible del oído humano, se sitúa en la Antártida, a unos 15.000 kilómetros de lugar de los hechos.
A las 3:22 GMT del 15 de febrero de 2013 se estima que comenzó la emisión de ondas de baja frecuencia causadas por la explosión.
Hasta ese momento, el mayor evento de infrasonido registrado por la red de la CTBTO fue la explosión de un asteroide en la atmósfera sobre la ciudad de South Sulawesi, en Indonesia, en octubre de 2009.