De entre sus muchos enigmas hay uno que históricamente desconcierta a la comunidad científica desde hace más de 300 años y que, de resolverse, cambiaría la percepción del mundo tal y como lo conocemos: es la llamada materia oscura.
Se trata de una energía oculta que a priori parece indetectable. La presunción de su existencia se basa en la observación de anomalías gravitacionales que se salen de las teorías que plantearon en su día Isaac Newton y Albert Einstein, contó a Efe el físico Sergio Mendoza.
Los entes físicos no detectados son uno de los problemas más importantes de toda la física actual y tiene a los expertos desubicados, provocando que algunos digan que la ley de gravedad debe modificarse y tantos otros se muestren reacios a ello.
La materia oscura recibe este nombre porque está a nuestro alrededor, pero no se puede ver ni detectar, aunque se utilicen todo tipo de detectores que miden interferencias magnéticas y eléctricas en los lugares más recónditos del planeta.
“Llevamos 40 o 50 años tratando de detectar esas partículas de materia oscura con los experimentos más caros de toda la historia y no se ha podido detectar ninguna”, afirmó el investigador del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Investigadores de prestigio mundial se adentran en las profundidades de minas- entre otros lugares- a realizar pruebas que resultan inconclusas e incluso a veces “tratan de medir de manera indirecta esas partículas, pero tampoco obtienen resultados”.
Se ha tratado de producirlas en aceleradores de partículas rompiendo las partículas existentes e inspeccionando en los fragmentos que estas dejan sin éxito alguno.
“No existe a la fecha ninguna prueba de que exista”, sin embargo, científicamente uno no puede probar que algo no existe, solo puede suponerlo. “Lo que sí puedo decir es que algo existe porque lo pruebo, lo mido. Pero si no está, no voy a poder jamás medirlo ni asegurarlo”, puntualizó.
Estas partículas oscuras existirían en las galaxias y en el universo a gran escala, ya que “el 97 % del universo no se tiene ni idea de lo que es”. Esto lleva a pensar que “hay que modificar la teoría, porque la teoría no cuadra con las observaciones que tenemos”, expresó en referencia a anomalías gravitacionales observadas a lo largo del tiempo.
La posible existencia de este tipo de materia se remonta 300 años atrás, cuando el filósofo y matemático René Descartes afirmaba que existía un “fluido oculto que permeaba todo el universo y que producía vórtices cartesianos”.
Tiempo después, un jovencísimo Isaac Newton empezó a rebelarse y escribió toda una teoría que negaba la existencia de ese fluido y lo sustituía por la llamada fuerza de gravedad, aceptada tiempo después.
Durante el siglo XIX, varios científicos interpretaron objetos ocultos oscuros como anomalías gravitacionales y que, en cierto modo, parecían ecos de la teoría de Descartes. Formulas matemáticas permitían advertir que había cosas que no se veían físicamente, pero que ahí estaban, como la orbitación del planeta Mercurio.
Ya en el siglo XX siguieron detectándose cosas que no cuadraban con las teorías académicamente aceptadas y que postulaban por primera vez la existencia de una materia oscura. Para complicar más las cosas, en los años 90 se descubrió que la expansión del universo se estaba acelerando “por una fuerza que lo empujaba con más potencia de la que debería ser”.
La fuerza de gravedad frena la expansión del universo de manera natural, como un juego de frenado y aceleración en el que, al parecer, el freno ya no es suficiente para reducir la expansión.
“Es algo que debe estar innato en el universo y no se sabe qué es. Hay un fluido universal, como decía Descartes, algo oculto y oscuro que está empujado el universo, la energía oscura”, manifestó el experto. Mendoza se mostró optimista al considerar que en los próximos 50 años será posible encontrar algo más acerca de este enigma.
De descifrarse, se obtendría “una de las respuestas más importantes de la historia de la humanidad, ya que cambiaría nuestra percepción del universo tal y como lo conocemos”, aseveró.