Esto tiene implicaciones fundamentales en campos como el magnetismo y la física solar.
La reconexión magnética se produce cuando dos líneas de campos opuestos se rompen y se conectan entre sí, lo que libera gran cantidad de energía. Un estudio que publica hoy Science describe la primera observación directa.
Este fenómeno se produce en los núcleos de las galaxias y provoca explosiones visibles desde miles de millones de años luz. En el Sol causa erupciones solares tan poderosas que equivalen a medio millón de bombas atómicas y en la Tierra aporta energía a las tormentas magnéticas y a las auroras boreales.
Sin embargo, los científicos no acaban de explicarse cómo el simple hecho de entrecruzar líneas de campos magnéticos causa explosiones tan violentas, señala la Nasa en su web de divulgación científica, en la que apunta que “la reconexión magnética podría ser la manera favorita que tiene el universo de hacer explotar cosas”.
Un equipo de expertos, integrado entre otros por el Instituto de Investigación Southwest (SwRI) y la Universidad de Maryland han estudiado los datos de la MMS y sus descubrimientos tienen “implicaciones significativas” para el espacio, la física solar, la astrofísica y la física de plasma fundamental, según un comunicado.
La Nasa lanzó el año pasado el Sistema Multiescala Magnetosférica (MMS), una misión para estudiar la interacción del campo magnético de la Tierra con el de otros cuerpos celestes, formada por cuatro naves que vuelan a través del campo magnético de nuestro planeta para estudiar la reconexión en acción.
Y ahora, han podido observar cómo ese proceso físico explosivo convierte la energía magnética almacenada en energía cinética y en calor.
“Con la MMS un nuevo 'microscopio' ha abierto una nueva ventana para ver claramente la reconexión”, explicó el vicepresidente de la División de Ingeniería y Ciencia Espacial del SwEI y principal investigador de la misión, James L. Burch.
Los cuatro satélites de la MMS se centran en el papel que tienen los electrones en la reconexión magnética, la cual permite que dos campos magnéticos interconecten. Desde finales del verano pasado los cuatro artefactos de la MMS intentan encontrar lugares donde los campos magnéticos de los vientos solares y los de la Tierra se reconectan y finalmente en octubre lograron atravesar el centro de una zona de reconexión.
“Dimos en el clavo”, aseguró el responsable adjunto de la misión MMS, Roy Torbert, “la nave espacial pasó exactamente a través de la región de disipación de electrones y fuimos capaces de realizar el primer experimento físico que se haya hecho nunca en ese ambiente”.
Los científicos habían estudiado la reconexión magnética de forma teórica y la habían simulado con superordenadores, pero hasta ahora no sabían qué es lo que controla la conversión de energía magnética en energía de partículas.
El simple hecho de observar la reconexión en detalle es ya un “hito importante”, pero el principal objetivo de la misión MMS es determinar cómo las líneas de campos magnéticos se rompen momentáneamente lo que permite la reconexión y la liberación de energía, explicó en un comunicado el profesor de Física James Drake, de la Universidad de Maryland.