Según informó la organización, existe una disminución de 89% en 1.040 poblaciones de las 689 especies estudiadas, estimándose que la densidad de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces experimenta un declive de 4,8% anual.
El director de WWF en México, Jorge Rickards, aseguró que se ha perdido 22% del hábitat adecuado para los mamíferos de la región desde el centro de México hasta la Patagonia, componiendo una región biogeográfica conocida como Neotropical.
Cabe señalar que esta región abarca tres de los cinco países más biodiversos del mundo: Brasil, Colombia y México. “Particularmente en el Caribe estamos observando una pérdida mayor, con un 60% de degradación de los hábitats”, señaló.
Rickards llamó a comprender que perder biodiversidad es perder “lo que nos provee la naturaleza, desde medicinas, suelos para tierras de cultivo y procesos de regulación climática”.
La Amazonía brasileña, que ahora se ve más amenazada que nunca, ha perdido hasta la fecha 20% de sus bosques, lo que supone un apuñalamiento directo a uno de los pulmones más importantes del planeta.
En términos económicos, en Latinoamérica las contribuciones de la naturaleza alcanzan los 24.300 millones de dólares anuales. A nivel mundial, son 125.000 millones atribuidos a servicios ambientales a nivel mundial cada año.
Otra cifra descomunal es la que se desprende de los cultivos que dependen de los polinizadores, la cual oscila entre los 235.000 y los 577.000 millones al año, dato que obliga a extremar el cuidado de los polinizadores, especialmente de las abejas, que en los últimos años han visto disminuidas sus poblaciones.
Por su parte, la directora de conservación de WWF México, María José Villanueva, explicó qué está provocando este desgaste de la biodiversidad. El principal señalado fue el libre mercado y los sistemas de producción en los que prima el desarrollo económico y no el cuidado de los recursos naturales, algo paradójico, ya que ese desarrollo depende precisamente de la naturaleza.
La tendencia socioeconómica, señaló Villanueva, indica que “vamos al alza en la producción de transporte, en la construcción de grandes presas, de grandes industrias”. También se observa “un incremento en la perdida de bosques, incremento de población, incremento de CO2”, agregó.
“Desde 1950 estamos viendo una aceleración importante de la degradación del planeta”, aseguró, algo que se reduce “a que somos más, consumimos más y la naturaleza está cediendo a esas presiones”.
Pese a que Latinoamérica es la región más castigada en los aspectos antes señalados, el estudio desvela que los países desarrollados tienen una mayor tendencia al consumo y están devorando el planeta a una velocidad mayor. En América Latina, región con economías emergentes, el consumo es menor pero este comienza a acelerarse.
Por último, la experta apuntó a tres focos rojos responsables de la degradación de ecosistemas. Uno de ellos es la agricultura, “responsable del 40% de la degradación de los trópicos”.
“El otro culpable es la explotación de los recursos. Y no olvidemos al cambio climático, que ya está empezando a exacerbar esta pérdida también”, concluyó.