La investigación, realizada por biólogos estadounidenses y chinos de la Universidad de Texas en Austin y la californiana de Berkeley, se basó en el análisis de 95 genes de ranas de 44 de las 55 familias existentes en la actualidad.
Según el estudio, si el asteroide no hubiese destruido la vida terrestre hace 66 millones de años, el 88% de las especies de ranas actuales no existirían.
Casi nueve de cada diez especies de ranas actuales descienden de tan sólo tres linajes que sobrevivieron a la extinción en masa y que empezaron a desarrollarse ampliamente en el límite entre los períodos Cretáceo y Paleógeno, hace unos 66 millones de años.
Los estudios previos de la evolución de la rana señalaban que el desarrollo de sus principales linajes actuales había ocurrido cerca de 35 millones de años antes, a mediados de la era mesozoica.
Según el herpetólogo y autor del estudio David Wake, las nuevas especies de ranas se diseminaron rápidamente por todo el mundo debido a la disponibilidad de una gran cantidad de nichos ambientales tras la extinción de los animales que los ocupaban.
“El mundo estaba muy empobrecido tras el KT (el límite entre el Cretáceo y el Paleógeno), y cuando la vegetación regresó, las angiospermas (plantas con flores) dominaron y los árboles evolucionaron hasta su plena floración. Las ranas comenzaron a ser arbóreas y ello llevó a su gran resplandor, en particular en Suramérica”, aseguró Wake.
Dos de los tres linajes que sobrevivieron y luego se difundieron salieron de África, que permaneció intacta mientras que los continentes se desplazaron en los siguientes siglos, con la desintegración de Pangea y luego Gondwana para formar los continentes actuales.
La zona de África Occidental de la escisión y la formación de montañas generó nuevos hábitats para las ranas, según los científicos. Mientras, el tercer linaje, el Hyloidea, salió de lo que más tarde se convirtió en América del Sur.
El estudio alertó, sin embargo, que las ranas actuales, que comprenden más de 6.700 especies conocidas, y muchas otras especies animales y vegetales están bajo “ estrés severo ” en todo el mundo debido a la destrucción del hábitat, la explosión de la población humana y el cambio climático.