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La frecuencia con la que las palabras son utilizadas en las lenguas modernas predice el tiempo que tardarán en ser sustituidas por otras en los próximos milenios, afirman los expertos en un artículo que publica en su último número la revista científica británica Nature.
Para llegar a esta conclusión, que da sentido a algunas de las diferencias en las palabras de idiomas provenientes de una misma familia, los investigadores analizaron el corpus lexicológico del griego moderno, ruso, inglés y español y lo compararon con los términos utilizados en otros idiomas indoeuropeos.
Así, los expertos ponen como ejemplo el término pájaro, poco utilizado, según ellos, en la formación de oraciones, y que en consecuencia ha adoptado una forma muy diversa en las distintas lenguas indoeuropeas: oiseau (francés), uccello (italiano), bird (inglés) y wogel (alemán).
En el lado opuesto, el de la escasa diferenciación, se sitúa la palabra agua, que en su vertiente latina se puede leer eau (francés), acqua (italiano) o água (portugués) y que en la germana ofrece formas como water (inglés), wasser (alemán) o vatten (sueco).
La diversidad de idiomas tan destacada -hay unas 7.000 lenguas vivas en el mundo- es producto de este proceso que viene desarrollándose durante milenios, explican los investigadores de la Universidad británica de Reading y del Instituto estadounidense de Santa Fe.
Los idiomas ancestrales se dividieron para formar lenguas hijas que se fueron diferenciando a la misma velocidad a la que su léxico, fonología y gramática fueron reemplazados por nuevas formas, añaden.
Los expertos predicen que en los próximos diez milenios las palabras que menos cambiarán serán los numerales o los pronombres interrogativos como quién, qué o cuándo, que guardan mucha similitud entre las lenguas de las distintas familias indoeuropeas.
Tampoco variarán los términos lengua -langue (francés), lingua (italiano)-, noche -nuit, notte- o el verbo morir -mourir, morire.
En los idiomas, los numerales, los pronombres y los adverbios especiales son los que más lento evolucionan por su alta frecuencia de uso. Estos miembros del discurso parecen importantes para el significado de la comunicación hablada, y pueden por eso ser objeto de una mayor selección, explican los científicos.
Los términos que más rápido cambian incluyen las conjunciones, las preposiciones y los adjetivos, cuya función es más prescindible en el discurso, añaden. EFE
Para llegar a esta conclusión, que da sentido a algunas de las diferencias en las palabras de idiomas provenientes de una misma familia, los investigadores analizaron el corpus lexicológico del griego moderno, ruso, inglés y español y lo compararon con los términos utilizados en otros idiomas indoeuropeos.
Así, los expertos ponen como ejemplo el término pájaro, poco utilizado, según ellos, en la formación de oraciones, y que en consecuencia ha adoptado una forma muy diversa en las distintas lenguas indoeuropeas: oiseau (francés), uccello (italiano), bird (inglés) y wogel (alemán).
En el lado opuesto, el de la escasa diferenciación, se sitúa la palabra agua, que en su vertiente latina se puede leer eau (francés), acqua (italiano) o água (portugués) y que en la germana ofrece formas como water (inglés), wasser (alemán) o vatten (sueco).
La diversidad de idiomas tan destacada -hay unas 7.000 lenguas vivas en el mundo- es producto de este proceso que viene desarrollándose durante milenios, explican los investigadores de la Universidad británica de Reading y del Instituto estadounidense de Santa Fe.
Los idiomas ancestrales se dividieron para formar lenguas hijas que se fueron diferenciando a la misma velocidad a la que su léxico, fonología y gramática fueron reemplazados por nuevas formas, añaden.
Los expertos predicen que en los próximos diez milenios las palabras que menos cambiarán serán los numerales o los pronombres interrogativos como quién, qué o cuándo, que guardan mucha similitud entre las lenguas de las distintas familias indoeuropeas.
Tampoco variarán los términos lengua -langue (francés), lingua (italiano)-, noche -nuit, notte- o el verbo morir -mourir, morire.
En los idiomas, los numerales, los pronombres y los adverbios especiales son los que más lento evolucionan por su alta frecuencia de uso. Estos miembros del discurso parecen importantes para el significado de la comunicación hablada, y pueden por eso ser objeto de una mayor selección, explican los científicos.
Los términos que más rápido cambian incluyen las conjunciones, las preposiciones y los adjetivos, cuya función es más prescindible en el discurso, añaden. EFE