“Los próximos meses pueden ser los más duros en la historia de las islas del Pacífico”, dijo hoy Wahlström -citada en un comunicado- durante una reunión regional en Fiji sobre cómo afrontar El Niño. La vulnerabilidad de la región quedó al descubierto el pasado marzo, cuando el ciclón Pam provocó graves daños en la isla de Vanuatu.
De manera general, la viabilidad de la vida en muchos lugares de la región está amenazada por el calentamiento de las aguas y el aumento del nivel del mar, ambos consecuencias del cambio climático. Según la agencia de la ONU para la Prevención de Desastres, el riesgo de un tifón en el norte occidental y central del Pacífico será superior a lo normal de aquí al final del año debido al fenómeno de El Niño. Asimismo, la posibilidad de ventiscas, tormentas y lluvias extremas será mayor.
En el extremo contrario, algunas islas de esa parte del planeta ya experimentan situaciones de sequía y escasez severa de agua por El Niño. Este fenómeno climático genera una corriente de agua cálida en el océano Pacífico, que provoca un incremento de la temperatura del mar en la costa, generando lluvias torrenciales en las zonas cercanas al litoral. Sudamérica es una de las regiones del mundo más afectadas y mientras se puede experimentar inundaciones en algunas zonas del subcontinente, en otras pueden haber graves sequías.