Los restos de los tres santos reposan en el Convento de Santo Domingo en Lima y hasta allí se desplazó a principios de este mes un equipo de odontólogos forenses de la Universidad San Martín de Porres y del Equipo Brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal para tomar imágenes en tercera dimensión de los cráneos.
Los cráneos fueron transportados, cada uno en una urna custodiada por frailes, en medio de fuertes medidas de seguridad hacia la clínica odontológica de la universidad en Lima para ser registrados en un tomógrafo utilizado para cirugías e implantología.
El objetivo era someterlos a la “tomografía computarizada” para “determinar el tamaño del grosor del tejido blando” en pobladores contemporáneos, declaró a Efe el odontólogo forense e investigador de la clínica odontológica, Jesús Quiroz.
El docente explicó que la reconstrucción facial requiere contar con el grosor de los tejidos blandos para llegar al rostro real, pero que esa información no existía porque hace 400 años no habían fotos, solo representaciones de los santos en pintura.
“Hay que tener en cuenta que estos cráneos tienen una antigüedad de 400 años y que han sido la primera generación de (hijos de) españoles con peruanos, criollos e indígenas”, dijo Quiroz en referencia a Santa Rosa, hija de un militar español y una limeña nacida en 1586.
En el caso de San Martín de Porres, hubo otra “mezcla de razas”, indicó el experto, pues fue hijo de un noble español con una negra de Panamá.
Mientras que en el caso de San Juan Masías, nacido en España y que tomó los hábitos en Perú en 1622, Quiroz afirmó que sí cuentan con su “mapa” de tejidos blandos porque España es uno de los países que ha avanzado más en la reconstrucción facial.
Sobre las muestras del origen de la mamá de San Martín, procedente de Panamá, “estamos escogiendo de África”, entre las regiones que tienen registros de estos datos, precisó Quiroz. “Eso se va a unificar, se va a sacar el promedio, y se va a sacar el grosor del tejido blando. Con eso es con lo que se va a trabajar”, agregó.
Con las tomografías de los cráneos se obtiene información sobre los ancestros, la raza, la talla y el sexo de la persona, indicó Quiroz, así como su estado de salud y alimentación.
“Por ejemplo, San Martín era un profesional en la medicina con hierbas y él curaba a otros”, recordó.
El cráneo más voluminoso es el de San Juan Masías, que presenta las características de un hombre de 60 años por las uniones de sus huesos, mientras que el de Santa Rosa es el más pequeño y “bonito”, según anotó el también presidente de la Sociedad Peruana de Odontología Legal, Forense y Criminalística.
En Brasil, la información obtenida con las tomografías se ingresará en el software con el que van a trabajar sus expertos “y van a empezar, en base al cráneo, a hacer la reconstrucción de los tejidos blandos y proyectar el rostro”, explicó, por su parte, el jefe del Servicio de Radiología de la clínica universitaria, Andrés Agurto.
El odontólogo forense Paulo Miamoto, del equipo brasileño, presentó el año pasado un taller de reconstrucción facial en Lima y expuso el trabajo que realizó para la reconstrucción de los rostros de San Antonio de Padua y Santa María Magdalena.
Miamoto y el digitador gráfico César Moraes visitaron el Convento de Santo Domingo el año pasado y pidieron la aprobación de sus autoridades para hacer la reconstrucción de los santos dominicos.
A fines de noviembre próximo, Miamoto traerá a Lima los tres bustos con la reconstrucción facial de los santos para hacer la entrega al convento, donde quedarán expuestos.