A esa conclusión han llegado más de doscientos investigadores de todo el mundo, liderados por la Universidad de Stanford (California), que recopilaron datos de más de un millón de bosques con un total de 28.000 especies de árboles.
Los investigadores elaboraron un mapa que refleja las relaciones simbióticas entre los hongos y bacterias del suelo y los árboles en todos los continentes, y esa recopilación ha permitido establecer la “Regla de Read”.
La nueva “regla” constituye un nuevo principio biológico que determina la influencia de variables como la temperatura, la humedad, la química del suelo, el tipo de vegetación o la topografía en el tipo de simbiosis que predomina en cada ecosistema.
El trabajo predice que, para el año 2070 y si las emisiones de carbono permanecen inalteradas, se reducirá la biomasa de árboles con las simbiosis más beneficiosas en un diez por ciento en las zonas templadas, lo cual se traduciría en un aumento de las emisiones de carbono al disminuir su almacenamiento en el suelo de estas regiones.
Según los investigadores, las simbiosis ayudan a los árboles a acceder a diferentes nutrientes e influyen en la capacidad del suelo y del sistema suelo-árbol para retener carbono. De ahí que saber cómo funcionan esas relaciones y cuál es su distribución en el planeta sea vital para conocer cómo afectarán esos cambios al ciclo del carbono y al clima del futuro.
El trabajo recopila información de más de 200 laboratorios del mundo cuyos datos proceden de más de un millón de parcelas forestales distribuidas por todo el planeta, así como del análisis de las interacciones de hongos y bacterias con más de 28.000 especies diferentes de árboles.