“Información recientemente analizada procedente de la misión del Explorador de Orígenes, Interpretación Espectral, Identificación de Recursos y Seguridad de Regolitos (Osiris-Rex, por sus siglas en inglés) ha revelado la presencia de agua en la arcilla que conforma su objetivo científico, el asteroide Bennu”, apuntó la NASA en un comunicado.
Dicha información, obtenida gracias a los dos espectrómetros con los que está equipado la sonda, indica la presencia de hidroxilos, moléculas que contienen átomos de oxígeno y de hidrógeno adheridos entre sí.
Los investigadores responsables de la misión “sospechan” que estos hidroxilos se encuentran en todo el planetoide, agrega el comunicado, aunque la NASA cree que su presencia sería apenas residual.
“Puesto que Bennu es en sí mismo demasiado pequeño para haber albergado agua, el descubrimiento indica que en algún momento se dio la presencia de este líquido en algún cuerpo paralelo, seguramente un asteroide mucho más grande”, concluyó la agencia espacial estadounidense.
El pasado 3 de diciembre, la NASA anunció que la OSIRIS-REx había completado la primera fase de su misión, que consistía en alcanzar la órbita del asteroide y, a partir de ahora, acompañará a Bennu como si fuera su satélite, para estudiar cómo se desplazan los planetoides sin una onda gravitatoria definida.
A lo largo de los próximos doce meses, además, trabajará en localizar un lugar idóneo para el aterrizaje en el asteroide, con el fin de comenzar a recoger muestras que puedan ser analizadas cuando la aeronave vuelva a casa.
“Cuando las muestras de esta misión lleguen a la Tierra, en 2023, los científicos recibirán un tesoro oculto de nueva información sobre la historia y la evolución de nuestro sistema solar”, dijo la responsable de instrumentación de la misión y científica de la NASA, Amy Simon, citada en la nota.
En una rueda de prensa, el investigador principal de OSIRIS-REx y profesor del Laboratorio Planetario y Lunar de la Universidad de Arizona, Dante Lauretta, explicó que si bien Bennu es demasiado pequeño como para haber alojado agua el hallazgo indica que en algún momento hubo líquido en el cuerpo original o “padre” de Bennu, un asteroide posiblemente mucho más grande.
“Estamos hablando de un asteroide que nos puede revelar importante información sobre la formación temprana del sistema solar o inclusive el principio de la vida en la Tierra”, indicó Lauretta.
El científico señaló que hasta el momento las imágenes que han recibido les ha permitido ver la superficie rocosa del asteroide. Bennu tiene aproximadamente 500 metros de diámetro y el tamaño aproximado de una pequeña montaña.