“¡Vamos, New Horizons!”, exclamó el científico jefe de la misión Alan Stern mientras numerosas personas explotaron de euforia en el Laboratorio John Hopkins de Física Aplicada en Maryland a las 12:33 AM (2:33 hora paraguaya) cuando la sonda New Horizons orientó sus cámaras hacia esa formación espacial rocosa a 6.400 millones de kilómetros de la Tierra.
“Nunca antes una nave exploró algo tan lejano”, dijo Stern. La sonda deberá recoger 900 imágenes en cuestión de segundos mientras recorre unos 3.500 kilómetros.
“Ahora esperar que lleguen los datos, es cuestión de tiempo”, dijo el subdirector del proyecto John Spencer. Los científicos sabrán sobre las 10:00 (mediodía del martes) si el pasaje de la sonda sobre Ultima Thule resultó exitoso.
Es imposible tener imágenes en directo de la sonda, ya que a esa distancia hacen falta más de seis horas para que una señal procedente de la Tierra llegue a New Horizons, y otro tanto para que regrese.
Pero si todo marcha bien, las primeras imágenes de Ultima Thule llegarán a la Tierra en los próximos tres días. El objetivo de esta misión es comprender cómo se formaron los planetas, explicó Stern. “Este objeto está tan helado que se conserva en su forma original” , dijo.
“Todo lo que aprenderemos sobre Ultima (su composición, su geología, cómo se formó, si tiene satélites o la atmósfera) nos informará sobre las condiciones de formación de los objetos del sistema solar”, añadió.
Ultima Thule se encuentra en el cinturón de Kuiper, un enorme disco cósmico que se remonta a la época de la formación de los planetas que los astrónomos llaman a veces “granero” del sistema solar.
Los científicos no saben si ese cuerpo celeste, descubierto en 2014 por el telescopio espacial Hubble, es redondo, alargado, o si se trata de un único objeto o de un agregado de materia.
Tampoco están seguros de su tamaño, pero se calcula que es unas 100 veces más pequeño que el planeta enano Plutón. Para comprobarlo, decidieron enviar a la sonda New Horizons a estudiarlo después de que ésta acometiera con éxito en 2015, nueve años después de su lanzamiento, su misión principal: enviar a la Tierra imágenes extremadamente detalladas de Plutón.
Esta vez “vamos a tratar de obtener imágenes de Ultima con tres veces más resolución que las imágenes de Plutón”, explica Stern. “Si lo conseguimos será espectacular”.
Pero la misión es peligrosa. New Horizons recorre el universo a 51.500 kilómetros por hora y a esa velocidad si le impacta un fragmento del tamaño de un grano de arroz se destruiría instantáneamente. Si todo va bien, sin embargo, la sonda llegará a 3.500 km de la superficie de Ultima y sobrevolará el objeto a una velocidad de 14 km por segundo.
Ultima Thule debe su nombre a una isla lejana de la literatura medieval. “Significa ’más allá de Thule’, más allá de los límites conocidos de nuestro mundo, lo que simboliza la exploración más allá del cinturón de Kuiper”, explicó la agencia espacial en un comunicado.
Descubierto en los años 1990, este cinturón se encuentra a unos 4.800 millones de kilómetros del Sol, más allá de la órbita de Neptuno, el planeta más alejado del sistema solar.
“Es la frontera de la astronomía”, indica el científico Hal Weaver, de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
“Por fin hemos llegado a los límites del sistema solar”, se entusiasma. “Esos objetos están ahí desde el principio y creemos que no han cambiado. Vamos a verificarlo”.
A pesar del cierre parcial de las administraciones federales, a causa de un forcejeo entre el presidente Donald Trump y la oposición demócrata sobre la financiación del muro en la frontera con México, la NASA, que depende de fondos federales, ha prometido que seguirá en funcionamiento.
Su administrador, Jim Bridenstine, ha prometido noticias también de otra sonda: OSIRIS-REx, que se pondrá en órbita alrededor del asteroide Bennu la noche de San Silvestre.