Israel presentó su primera cápsula lunar, que lanzará en 2019

El primer módulo lunar israelí y el primero en el mundo de iniciativa y financiación privada llegará a la Luna en primavera del año próximo en una misión puramente educativa.

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“Vamos a colocar dentro de la nave, que el público israelí eligió bautizar 'Bereshit' (Génesis, en hebreo), una cápsula del tiempo con información sobre Israel y el planeta”, explicó Yonatan Winetraub, uno de los tres fundadores de la empresa SpaceIL.

Esta organización fue la única empresa israelí en participar en el concurso de Google Lunar, XPRIZE Competition, convocado en 2015, y que proponía llevar a la luna un vehículo espacial no pilotado por humanos con iniciativa privada.

Google decidió cancelar el concurso en marzo de 2018, pero SpaceIL junto con la IAI continuaron con el proyecto, tras reunir los cien millones de dólares necesarios de varios donantes.

El joven ingeniero Winetraub y sus socios y colegas, Yariv Bash y Kfir Damari, explicaron que con este viaje a la luna pretendían crear un “efecto Apolo”, es decir, inspirar a futuras generaciones a estudiar y dedicarse profesionalmente a la ciencia, ingeniería, matemáticas y tecnología.

“Es un objetivo educativo el nuestro”, señaló Ofer Dorón, gerente de la división espacial de IAI. “Que los niños israelíes y del mundo vean que si un país tan pequeño como Israel consigue mandar una nave espacial a la Luna, y convertirse en el cuarto país del mundo en hacerlo, ellos pueden cumplir sus sueños también”, dijo con emoción Dorón.

La cápsula del tiempo es en realidad es un disco digital que contiene miles de documentos, historia de la Humanidad, historia de Israel, fotografías personales de los creadores de la nave y de millones de niños israelíes que participaron en el proyecto, sus dibujos, cuentos y músicas.

“Vamos a dejar en la Luna un maravilloso recuerdo y, quién sabe, tal vez en 50, 500 ó 5.000 años alguien, de otro lugar, lo encuentra y sepa leerlo y diga, '¡Uau, esto es fantástico!”, señaló en la rueda de prensa en la que se presentó hoy “Bereshit” el director del proyecto de SpaceIL, Ido Anteby.

La cápsula llegará a la Luna para quedarse. Sus creadores dicen que probablemente sus sistemas no soporten los 150 grados centígrados de temperatura ambiente del día de su alunizaje pero, cuando llegue la noche, tras dos semanas, y las temperaturas bajen a menos 130 grados, tal vez vuelvan a funcionar.

“A lo mejor las futuras generaciones sepan traerla de vuelta”, dijo con una sonrisa Anteby. El día de su lanzamiento, en la próxima primavera, “Bereshit” dará ocho vueltas en el cohete estadounidense SpaceX, orbitando la Tierra hasta alcanzar la velocidad suficiente, de 11,11 kilómetros por minuto en su última órbita, que le permitirá llegar al punto de encuentro con la luna.

Demorará en alunizar, si todo sale bien, un mes después de haber abandonado nuestro planeta. Los ingenieros coinciden en que es una apuesta arriesgada: “Va a ser un viaje difícil y arduo hasta la Luna. Lo estamos haciendo de un modo difícil, hay modos directos de llegar a la Luna, la puedes poner en un gran cohete y llegar directamente. Nosotros no tenemos un gran cohete, así que iremos por el camino largo”, explicó Dorón.

Si bien el objetivo de la misión de “Bershit” tiene más de patriótico que de científico, también tiene un componente de investigación: medir el magnetismo de la Luna. Además, uno de los científicos presentes que solo ofreció su nombre de pila por motivos de seguridad, especuló con una recuperación de los viajes a la Luna en general.

“Una vez los seres humanos llegaron a nuestro satélite a principios de los setenta (1969) ya no había por qué seguir probando que éramos capaces de hacerlo. Sin embargo hay un resurgir en el interés lunar, tanto por parte de la NASA como de la AEE (Agencia Espacial Europea), que empiezan a contemplar a la Luna como punto de conexión para llegar a otros planetas”, explicó Ephie.

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