Resultado de una larga evolución, la seda producida por las glándulas de la araña es una fibra 30 veces más fina que un cabello y, a diámetros iguales, más sólida que el acero y resistente que el Kevlar.
Su precio es asequible y puede ser utilizado con fines médicos puesto que no provoca rechazo.
Este tipo de fibra podría ser utilizada en medicina regeneradora, pero también en la industria textil para la fabricación de chalecos antibalas, de tejidos más resistentes y ligeros, o para nuevos modelos de ropa deportiva.
Pero la cría de arañas es complicada, debido a su tendencia a devorarse entre ellas. Además, su producción de seda, a partir de la segregación de una solución proteínica, es muy débil.
Ahora, los investigadores lograron concebir una “proteína de seda a partir de varias especies de araña” , explicó Jan Johansson, de la Universidad sueca de Ciencias Agrícolas de Uppsala y coautor del estudio publicado el lunes en la revista Nature Chemical Biology.
Según el estudio, esta proteína de seda artificial puede ser producida en grandes cantidades. Los investigadores desarrollaron en particular un “aparato de hilatura” que imita su proceso de fabricación y que “permite por primera vez producir sin fin fibras de seda artificiales”, aseguró