Asha ("Esperanza" en indonesio) es una orangutana adulta y acaba de llegar al centro de rehabilitación de la ONG Programa de Conservación del Orangután de Sumatra (SOCP) en Batu Mbelin (Sumatra del Norte), con un brazo y una pierna rotos, y síntomas de trauma.
“La capturaron, le pusieron una cadena alrededor de la cintura y quizás un día después dio a luz, no estoy segura, pero los aldeanos dijeron que el bebé murió y quemaron el cuerpo”, cuenta a Efe la veterinaria jefe del centro, Yenny Saraswat.
Como Asha, el 80 por ciento de los orangutanes que llegan a las instalaciones de rehabilitación tienen lesiones físicas provocadas por el ser humano, a excepción de los más jóvenes, que suelen ser supervivientes traumatizados por el tráfico de mascotas.
El estudio Población del Orangután y Evaluación de la Viabilidad de su Hábitat (PHVA) publicado por el Gobierno en agosto de este año indica que la población de orangutanes en las islas de Sumatra y Borneo está “en declive continuo”.
Según el PHVA, 14.290 orangutanes viven en Sumatra donde la supervivencia a largo plazo de las poblaciones salvajes es inviable, y 57.350 en Borneo, menos desarrollada pero más expuesta a la deforestación que provocan las plantaciones de aceite de palma y, en menor medida, la industria papelera y minera.
El director general de Conservación de Recursos Naturales y Ecosistemas del Ministerio de Medio Ambiente, Inung Wiratno, indicó a Efe que el plan 2018-2028 tendrá el PHVA como referente y buscará reforzar la colaboración con el Gobierno local, el sector privado y las fuerzas del orden.
Al ser preguntado si evalúa de forma positiva el plan anterior, que tenía como primer objetivo la estabilización de las poblaciones, Wiratno dio a entender que no debido a la falta conciencia social por los actores involucrados, en particular el sector privado.
“El 78 por ciento de los orangutanes en Borneo viven fuera de zonas de conservación, en el futuro el papel de las comunidades locales será importante para ayudar en la gestión de la fauna”, añadió el funcionario.
El departamento de Agricultura de Estados Unidos calcula que las plantaciones de aceite de palma cubren 10,9 millones de hectáreas en Indonesia, una quinta parte del territorio de España, y se ha expandido una media del 5 por ciento en la última década.
Desde 2012 hasta 2015, Indonesia ha perdido una media de 740.000 hectáreas de bosque de cualquier tipo, según un estudio de la universidad de Meryland publicado este año, que también registró la deforestación de entre 133.000 y 328.000 hectáreas en las zonas protegidas de Sumatra, Borneo y Papúa en 2015.
La desaparición del hábitat de los orangutanes es lo que ha llevado al director de SOCP, Ian Singleton, a considerar como “refugiados” a los simios que llegan a su centro de rehabilitación, que son liberados a los dos o tres años cuando son autosuficientes.
“El Gobierno quiere tener estrategias y planes de acción, metas y objetivos , la pregunta es si esos objetivos son realistas y se centran en lo que ocurre sobre el terreno”, considera el conservacionista.
Singleton, uno de los colaboradores en el estudio de población PHVA, estima que cerca de 1.000 orangutanes mueren cada año en Sumatra y Borneo, donde la fragmentación de los grupos por la construcción de carreteras e industrias amenaza también la especie.
El ecologista resalta que los bosques protegidos en Jantho (provincia de Aceh) y la provincia de Jambi, en los que han reintroducido a más de 270 orangutanes, son las únicas zonas de Sumatra en las que aumenta la población del primate.