La organización explicó en un comunicado que esta detallada fotografía de la nebulosa LHA 120-N55 o N55 se tomó gracias al telescopio VLT del ESO en el desierto de Paranal, en Chile.
La imagen recoge una gran concentración de estrellas, entre las que destacan varias decenas de un intenso color azulado, flotando en un mar rosado, debido al tono que adquiere el manto de gas que las rodea al reflejar la luz de estos astros.
Las estrellas blanco-azuladas producen una potente luz que provoca que los átomos de hidrógeno de la N55 “se separen de sus electrones”, explica el comunicado, lo que hace que el gas brille con ese característico color rosáceo.
Los astrónomos estudian estos fenómenos para conocer las condiciones que se dan al originarse nuevas estrellas, y para ello, observan la “firma” de brillante gas de hidrógeno que se producen con el nacimiento de las estrellas.
La nebulosa N55 es una brillante nube de gas en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea situada a unos 163.000 años luz de distancia, y que está dentro de una “cáscara supergigante” o “superburbuja” del gas y polvo que se generó con el nacimiento de las estrellas.
Estas superburbujas, que a menudo alcanzan cientos de años luz de diámetro, se forman cuando gran parte del gas y del polvo que en un primer momento las envuelve es expulsado por los fuertes vientos que generan las estrellas al nacer, así como por las ondas de choque que provocan las supernova al explotar.
La imagen fue captada a través de un FORS2, un espectrógrafo de baja dispersión y reductor focal, instalado en el VLT del ESO en Chile.
La difusión de esta imagen se enmarca dentro del programa Joyas Cósmicas del ESO, una iniciativa con fines educativos y de divulgación en la que recogen imágenes de “objetos interesantes, enigmáticos o visualmente atractivos” captadas con sus telescopios.