“2013 ha sido el año donde los productos de electrónica ponibles han empezado a ser viables comercialmente (...) en 2014, empezarán a llegar al gran público”, explica David Sovie, director general de la división electrónica y tecnológica de Accenture.
Según un estudio de este grupo basado en 23.000 consumidores de 23 países, estos artilugios llaman la atención del usuario: un 46% de los encuestados se mostró interesado por un reloj inteligente y un 42% por unas gafas.
El primer blanco son los aficionados al deporte, cortejados por unas pulseras que registran el número de pasos realizados, las distancias recorridas o las calorías quemadas.
La estadounidense Fitbit, líder del sector con más del 60% del mercado, propone un desafío lúdico a los visitantes del congreso, a quienes invita a ponerse una pulsera que contará sus pasos durante su estancia en Barcelona. El ganador, evidentemente, será el que más haya andado.
“Tendremos 1.000 participantes de aquí a final de semana”, calcula Benoit Raimbault, director de marketing en Europa, quien señala que este dispositivo “anima a moverse más, comer mejor y dormir mejor”.
“Actualmente, el mercado de pulseras de fitness progresa bien y es un sector que explotará en los próximos años”, pronostica Annette Zimermann, analista en la compañía Gartner. Es el nicho de mercado escogido en este congreso por Sony Mobile, que ha presentado varios modelos.
Más evolucionados, los relojes inteligentes, conectados por Bluetooth (tecnología inalámbrica) a un smartphone, sufren aun para encontrar su público, según Zimermann. “Carecen todavía de un diseño bonito y de una funcionalidad correcta, por lo que su despegue es muy lento”, afirma.
Pero esto no amedrenta al gabinete de estudios Canalys para predecir un boom para las pulseras y los relojes inteligentes: según este, las ventas mundiales de estos artilugios sobrepasarán los 17 millones este año y se acercarán a los 45 en 2017.
“La cuestión es tener un producto independiente que funcione solo, sin tener que conectarlo al teléfono inteligente”, explica Archana Vidyasekar, especialista del tema en la consultoría Frost & Sullivan.
Samsung fue uno de los primeros gigantes del sector a explotar este mercado, en septiembre, con su reloj Galaxy Gear, cuya gran pantalla negra permite visualizar los mensajes y los correos, acceder a ciertos servicios en línea como la previsión meteorológica y responder llamadas a través de un altavoz integrado.
Con unas ventas que habrían sido decepcionantes, según los medios, este domingo desveló la segunda oleada: Gear 2 y Gear 2 Neo, más adaptados a la moda. Otros fabricantes le pisan los talones: Huawei presentó su TalkBand, que combina también un podómetro y un dispositivo de control del ritmo del sueño.
Con gran popularidad pese a no haber salido a la venta, las Google Glass ilustran la tercera categoría de ’wearable’: las gafas conectadas para, por ejemplo, consultar el correo con un simple vistazo.
“Son muy intuitivas. Yo se las pasé a mi hija de seis años y en pocos minutos ya sabía utilizarlas”, recuerda con entusiasmo Cameron Green, director de negocio móvil de GS1, que lleva con ellas un mes de prueba.
Su sociedad, que creó los códigos de barras, quiere utilizar estas gafas para permitir a los clientes ver toda la información de un producto. Según los analistas, su uso parece aún reservado a los apasionados de la tecnología y a ciertos profesionales.
Como explica Carolina Milanesi, analista en Kantar WorldPanel: “para muchos fabricantes, estos accesorios son un peaje obligado porque el crecimiento de las ventas de smartphone se estanca”. Pero “aún tengo la impresión que 2014 será un año de ensayo y error para convencer al consumidor que la tecnología ’wearable’ es algo necesario y no algo que está bien tener”.