La investigación, publicada en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, sostiene que los sistemas sanitarios ahorrarían costes si recetaran de forma universal suplementos de yodo, cuyo déficit está relacionado con un retraso en el crecimiento físico y el desarrollo intelectual de los recién nacidos.
“Incluso una leve deficiencia de yodo durante el embarazo está asociada con un cociente intelectual más bajo en los niños”, explica Kate Jolly, coautora del estudio y profesora de Salud Pública en la Universidad de Birmingham.
Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor de una cuarta parte de la población mundial consume cantidades insuficientes de yodo.
De las principales enfermedades derivadas por carencias nutricionales, aquellas relacionadas con la falta de yodo, un nutriente que el cuerpo no produce de forma natural, son las más sencillas de controlar, según la FAO.
En el caso del Reino Unido, los investigadores estiman que la introducción de suplementos de yodo para todas las embarazadas ahorraría al sistema público de salud unas 4.500 libras (6.345 euros) por cada niño.
Para obtener sus conclusiones, los científicos se han basado en una revisión sistemática de estudios anteriores sobre los suplementos de yodo y la opinión de diversos expertos.
“Dado que el consumo de alimentos enriquecidos puede no ser suficiente para alcanzar la dosis necesaria de yodo en mujeres embarazadas, nuestros resultados apoyan la necesidad de entregar suplementos de yodo a todas las mujeres” durante el embarazo y la lactancia, afirmó Jolly.