Restablecer las poblaciones de grandes mamíferos y animales marinos por medio de la conservación podría ayudar a combatir el daño que está causando el calentamiento global, porque éstas colaboran con el crecimiento de la mayoría de las plantas que absorben dióxido de carbono.
La investigación fue divulgada en la publicación científica Proceedings of the National Academy of Sciences.
“En el pasado éste era un mundo que tenía diez veces más ballenas; veinte veces más peces anádromos (que viven en el océano pero se reproducen en agua dulce, ndlr) como los salmones; el doble de aves marinas y diez veces más herbívoros grandes, como perezosos gigantes, mastodontes y mamuts”, dijo Joe Roman, biólogo de la Universidad de Vermont y coautor del estudio.
Pero la desaparición o declive de estas especies ha alterado el ciclo nutritivo terrestre, en particular en un proceso en el cual los excrementos animales se trasladan de las profundidades de los océanos a tierra firme a través de aves migratorias y peces. Según el experto, “la disfunción del ciclo nutritivo terrestre podría debilitar la salud de los ecosistemas, la agricultura y la pesca”.
Los investigadores hallaron que la capacidad de los animales de hacer circular nutrientes se ha reducido al 8% de lo que era en el pasado, antes de que 150 especies de megafauna se extinguieran al final de la última era glacial hace unos 12.000 años.
Pero la caza excesiva de parte de los humanos ha sido un factor decisivo en la reducción —de más de 75%— de la capacidad de los mamíferos marinos de desplazar nutrientes como el fósforo desde el fondo de los oceanos a la superficie de la Tierra.
El fósforo es un elemento mineral esencial para el crecimiento de las plantas.
“Hasta ahora, no pensábamos que los animales tuvieran un papel tan importante en la circulación de los nutrientes”, dijo el principal autor del estudio, Christopher Doughty, un ecologista de la Universidad de Oxford.
Los científicos pensaban que los ciclos nutritivos dependían básicamente de las bacterias.
Pero este último estudio, que coincide con otras investigaciones recientes, muestra con modelos matemáticos el papel fundamental de estos animales y de su materia fecal para fertilizar los ecosistemas del planeta que son vitales para las poblaciones humanas.
Los investigadores examinaron en particular el fósforo y calcularon que, antes del inicio de la caza de ballenas hace tres siglos, estos mamíferos marinos producían y movilizaban 340.000 toneladas de sal mineral anualmente, contra solamente 74.000 toneladas hoy en día.
Como el fósforo es un elemento clave en los fertilizantes —y su suministro podría escasear gravemente en los próximos 50 años— los científicos aseguran que los esfuerzos de conservación podrían ayudar a reciclarlo.