Se trataría de utilizar una parte del carburante para elevarlos a una órbita superior en la que, con una modificación de los programas informáticos que los controlan, podrían cumplir su misión en el sistema europeo de posicionamiento por satélite que pretende competir con el GPS estadounidense, explicó un portavoz de la ESA.
En la órbita en la que se encuentran, elíptica y 4.000 kilómetros por debajo de la circular a 24.000 kilómetros de altura de la Tierra para la que se habían concebido, estos aparatos “no son utilizables”, admitió el portavoz.
Esos dos satélites -el quinto y el sexto del sistema Galileo, lanzados al espacio el 22 de agosto con un cohete ruso Soyuz en una operación fallida en la última fase- se encuentran “en modo seguro” desde el 28 de agosto bajo control del centro de la ESA de Darmstadt, en Alemania, después de que los primeros días hubiera que corregir un problema en el despliegue de los paneles solares.
Ambos conservan prácticamente la totalidad de su carga de combustible, de 70 kilos cada uno, que les debía garantizar una vida útil de una docena de años, pero que quedaría reducida si se llevaran a una órbita compatible con el cometido para el que fueron concebidos.
El portavoz señaló que el combustible disponible no es suficiente para subirlos hasta la órbita circular de 24.000 kilómetros de altura para que funcionen allí, de modo que la solución que se estudia requeriría también adaptar los programas informáticos que los dirigen.
Se espera una decisión sobre esa cuestión “en unas semanas (...) probablemente en noviembre”, calculó el portavoz.
A finales de septiembre se deben hacer públicas las conclusiones de la comisión de investigación puesta en marcha para determinar las causas del fallo del lanzamiento, y en función de su contenido se verá si se mantiene el programa del próximo lanzamiento de satélites de Galileo, previsto para diciembre de nuevo con una nave Soyuz.
En las últimas semanas se ha barajado la posibilidad, si se estableciera que fue un problema serio de la lanzadera rusa -operada en este caso por el consorcio europeo Arianespace-, de que las próximas puestas en órbita de Galileo se hicieran únicamente con cohetes Ariane-5.
La ESA insistió en que no se ha alterado su calendario para el despliegue y la puesta en servicio de la constelación de satélites Galileo, que debe ofrecer servicios con mayor nivel de precisión que los que ofrece ahora el GPS y desvinculados de las limitaciones de carácter militar que tiene el dispositivo estadounidense.