El sueño de explorar Marte con robots humanoides gana fuerza

Las crecientes evidencias de agua líquida en Marte estimularán aún más la investigación científica y el desafío de llevar en un futuro próximo robots humanoides de exploración a ese lejano planeta.

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Eso dijo a Efe Alin Albu Schäffer, jefe de robótica del Centro Aeroespacial alemán.

Inicialmente, parece factible la posibilidad de llevar robots humanoides a Marte, que podrían ser teleoperados con astronautas desde alguna plataforma tipo Estación Espacial Internacional (EEI), que orbitaría alrededor del planeta rojo, explicó el investigador.

Sin embargo, la idea de teleoperar directamente desde la Tierra esos supuestos robots en Marte sería inviable por el momento por la enorme distancia entre ambos puntos, afirmó Schäffer. Las esperas en la recepción de señales serían excesivamente largas: “el encargado de operar el robot podría tomarse un café incluso mientras recibe un nuevo envío desde Marte”, indica con ironía.

La posibilidad de teleoperar robots desde la órbita de Marte exige además estancias espaciales muy largas de los astronautas involucrados en la misión, que son en torno a dos años y medio, según sus cálculos, teniendo en cuenta que cada trayecto de ida y vuelta duraría unos ocho meses, a lo que se añadiría el tiempo exigido para los trabajos.

Pese a todo, la NASA apunta el año 2030 como fecha en la que podrían llevarse robots similares a Marte, un reto científico que se está viendo estimulado por las evidencias de agua en el planeta, insiste el experto.

Otra opción para la exploración marciana podrían ser los robots humanoides “autónomos”, que habrían de manejarse perfectamente por su cuenta y tomar decisiones ante circunstancias tan variables como el terreno, con desniveles, terraplenes, rocas, cañones o cuevas.

Esta posibilidad, sin embargo, parece tecnológicamente menos viable que la anterior, por el momento.

La nueva generación de robots fuera de entornos industriales y espacios limitados se enfrenta al reto tecnológico de saber interiorizar correctamente el mundo que perciben con sus múltiples sensores y cámaras, así como interpretar al mismo tiempo toda esa ingente cantidad de datos, para tomar decisiones “inteligentes” y desplazarse hábilmente de acuerdo a ello.

Algo tan sencillo para una persona como pasear por el campo es muy complejo en robótica. Tareas aparentemente tan sencillas como barrer, fregar o limpiar resultan todavía hostiles a los robots, porque los expone a imprevistos difíciles de sortear, como los objetos en su camino o niños que se cruzan de repente.

Sólo la gestión de planificar el orden de las tareas domésticas en función de las zonas con más polvo o sucias es muy complicado para un robot, aseguró el experto alemán. Por el contrario, la sanidad es un ámbito en donde la robótica de servicio gana cada vez más peso, con proyectos como la posible asistencia con robots a enfermos con ébola en hospitales, para evitar contagios a los sanitarios.

De hecho, se está entrenando a robots para poner el termómetro, medir la tensión arterial o incluso suministrar comida a los pacientes. También se usa cada vez más la robótica para transportar cargas dentro de los centros hospitalarios, tarea tediosa y fácil de realizar por esas máquinas.

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