“Se trata de una respuesta ciudadana, innovadora e inspiradora a uno de los problemas medioambientales más alarmantes de nuestra época”, explicó en Nairobi uno de los cofundadores de la iniciativa, el keniano Dipesh Pabari.
Kenia, que lidera la lucha contra los plásticos de un solo uso en África, prohibió las bolsas de ese material hace cerca de un año y medio, con multas de entre 16.000 y 32.500 euros y penas de hasta dos años de prisión para quienes las fabriquen, importen o usen.
El barco, bautizado por sus creadores como Flipflopi -en referencia a los miles de chanclas que lo componen ("flip-flop", en inglés)-, se detendrá en seis puntos de la costa keniana antes de poner rumbo a la isla. Watamu, Kilifi, Mombasa y Diani son algunos de los ciudades costeras donde el navío, que se presentó a finales del año pasado, se detendrá y se organizarán actividades educativas y talleres para aprender maneras simples de reutilizar este material.
El Flipflopi, compuesto por unas diez toneladas de plástico recogidas en la playa de Lamu en 2017, ha superado cuatro meses de prueba de navegación en este pueblo costero y cuenta con material de emergencia a bordo
Por otro lado, el barco, que transportará a una tripulación de unas ocho personas, ha logrado las licencias necesarias para partir. “Tenemos que asegurarnos de que nadie se quede atrás”, destacó la embajadora de Sudáfrica en Kenia, Koleka Anita Mqulwana, que señaló la necesidad de “simplificar el lenguaje para que la gente normal entienda porque debe consumir menos plástico”.
La educación es una de las piezas clave de este proyecto, “para empoderar a nuestras comunidades más pobres, especialmente a los jóvenes y a las mujeres”, comentó Mqulwana, quien asistió también a la rueda de prensa.
Según la directora ejecutiva en funciones de ONU Medioambiente, Joyce Msuya, reducir la contaminación por plástico de la costa keniana “puede reducir la pobreza y los costes de salud asociados, además de atraer el turismo y fomentar la actividad económica”.
Este organismo internacional colabora con el viaje del Flipflopi, en el marco de su campaña “Clean Seas” (Limpiar los mares), una aportación que se suma a los cerca de 100.000 dólares gastados ya durante la fabricación del barco y el proceso de investigación.
En la actualidad, ocho millones de toneladas de plástico llegan cada año al mar; hasta que en 2050, el plástico supere en número a los peces, según un estudio del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).
Cinco países (China, Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam) vierten en conjunto más plástico en los océanos que el resto del planeta, según la ONG Ocean Conservancy; aunque naciones africanas como Egipto o Nigeria también contribuyen a esos vertidos.
Sin embargo, solo un 9 % del total de 9.000 millones de toneladas de plástico producido hasta ahora en el mundo ha sido reciclado. Según Msuya, “se trata de convertir el malgasto de plástico en riqueza: se pueden crear puestos de trabajo a través de la alianza entre el sector privado y público para reciclar este material”.
Tras esta primera travesía, el objetivo es que el Flipflop recorra otras partes de la costa africana. “El barco no deja de ser un símbolo, el objetivo final es continuar nuestra campaña global contra el plástico de un solo uso”, concluyó Pabari.