La demanda mundial de carbón volvió a aumentar desde 2017, después de dos años de caída, hasta las 5.357 Mtec (millones de toneladas equivalentes de carbón), según cifras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Asia, y en particular China, es el mayor consumidor. El carbón se utiliza principalmente para generar electricidad. Las plantas de carbón siguen siendo la mayor fuente de producción de electricidad del mundo (40%, por delante del gas).
Las centrales de carbón chinas aumentaron su producción desde 2017, pero su apetito podría caer bajo la presión de las políticas que buscan mejorar la calidad del aire en las ciudades chinas, señala la AIE. India podría arrebatarle a China el puesto de mayor consumidor de carbón del mundo.
Otros países registraron también un fuerte crecimiento en su consumo, entre ellos Indonesia, Malasia, Pakistán, Filipinas y Vietnam. “Muchos países en desarrollo consideran que el carbón es importante para su desarrollo económico debido a su disponibilidad y a su costo relativamente bajo”, explica la agencia internacional.
A largo plazo, la AIE prevé que la demande se estanque en torno a los 5.400 millones de toneladas para 2040. La caída de la demanda de China, de la Unión Europea y de Estados Unidos se vería compensada por el aumento en India y el sudeste asiático. El carbón desempeña un papel importante en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Fue responsable del 40% de las emisiones de CO2 en 2017, por delante del petróleo (34%) y el gas (19%), según la asociación Global Carbon Project.
Dados los riesgos para el clima, la AIE cree que “se necesita una acción urgente” para apoyar la captura y el almacenamiento de carbono (CAC). Pero esta tecnología, que consiste en captar el CO2 que sale de las chimeneas para almacenarlos en los suelos, es muy costosa.
Solo existen dos grandes centrales de captura y almacenamiento de carbón: Petra Nova en Texas y Boundary Dam en Canadá. Un gran proyecto en Misisipí (Estados Unidos) fue abandonado.
Las capacidades de captación de CO2 se elevan a apenas 2,4 millones de toneladas por año. Habrá que alcanzar los 350 millones de toneladas en 2030 para respetar los Acuerdos de París sobre el clima, según la AIE.