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La decisión obedece al aumento de la población de este tipo de águila que, según los últimos recuentos, ronda actualmente los 10.000 ejemplares y está presente en al menos 47 de los 50 estados del país.
Hoy me siento orgulloso de anunciar: 'El águila ha vuelto', dijo el secretario de Interior de EE.UU., Dirk Kempthorne, durante una ceremonia celebrada en el mítico monumento al presidente estadounidense Thomas Jefferson (1801-1809) en Washington.
La famosa ave se convirtió en el símbolo de la considerada por muchos tierra de las oportunidades en 1782, a pesar de que Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de EE.UU., aseguraba que prefería como símbolo el pavo, al considerar al águila como un pájaro de mal carácter moral.
Nada que ver con la opinión del actual presidente del país, George W. Bush, que calificó al águila calva como un símbolo nacional durante más de 225 años e imagen de inspiración y libertad para todos los americanos.
Este gran logro en la conservación significa que cada vez más americanos de todo el país podrán disfrutar de la emoción de ver águilas calvas en pleno vuelo, dijo Bush en un comunicado.
Cuando los primeros exploradores europeos llegaron a EE.UU. se calcula que la población de águilas calvas rondaba los 500.000 ejemplares.
Sin embargo, los abusos sobre la naturaleza del paso del hombre no tardaron en dar sus frutos.
El águila calva fue objeto de cacerías, disparos y envenenamientos por parte de los propietarios de las tierras en las que vivía, al considerarlas una amenaza para sus cereales y el pescado en el que basaban su economía y su subsistencia.
El gobierno estadounidense, como medida de protección a su símbolo nacional, estableció en 1940 la Ley de Protección de las Águilas Calvas y Doradas, que posteriormente fue fortalecida por la ley del Tratado de Aves Migratorias.
Durante las décadas de los 50 y los 60 el uso generalizado de pesticidas DDT fue el responsable de muchas de las bajas entre la población de águilas calvas, ya que debilitaba los cascarones de los huevos de estas aves de manera que muchas de sus crías no lograban salir adelante.
En 1967 se contabilizaron cerca de 400 ejemplares en todo el país y por eso se decidió que era hora de considerar a esta ave, cuya imagen aparece en las monedas, los billetes de dólar y los sellos oficiales, como especie en peligro de extinción.
Tras los esfuerzos de protección, finalmente hoy el águila calva ha dejado de ser una especie en peligro, lo cual es motivo de alegría para los estadounidenses, en general, y para los propietarios de tierras donde viven estos pájaros, en particular.
Es una victoria para los terratenientes, el movimiento de derechos de propiedad y para el espíritu americano, dijo en un comunicado Dave Sterling, vicepresidente de la Pacific Legal Foundation, una organización que defiende los derechos de los individuos frente a las leyes que establece el Gobierno.
Y es que en EEUU todo, hasta su símbolo nacional, es motivo de consumo y comercio: durante muchos años, los propietarios de los territorios donde anidaban estas águilas se han visto extremadamente limitados para la explotación de sus tierras.
Los terratenientes se quejan de que el Gobierno ha tardado 8 años en hacer algo ya que en 1999, cuando la población de águilas calvas contaba con cerca de 5.750 ejemplares, las autoridades federales estuvieron a punto de sacar al águila calva de la lista de especies en peligro de extinción, pero nunca lo hicieron.
Aunque ya no está incluida, la ley de protección de esta especie de águilas se encargará de la perpetuación de esta ave que para los americanos es todo un estandarte de sus valores y su nación.
A menos de una semana de la celebración de su fiesta nacional, el día de la Independencia, que se celebra el 4 de julio, en EEUU pueden estar seguros de que el símbolo de su país estará presente no sólo ese día sino durante mucho tiempo más. EFE
Hoy me siento orgulloso de anunciar: 'El águila ha vuelto', dijo el secretario de Interior de EE.UU., Dirk Kempthorne, durante una ceremonia celebrada en el mítico monumento al presidente estadounidense Thomas Jefferson (1801-1809) en Washington.
La famosa ave se convirtió en el símbolo de la considerada por muchos tierra de las oportunidades en 1782, a pesar de que Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de EE.UU., aseguraba que prefería como símbolo el pavo, al considerar al águila como un pájaro de mal carácter moral.
Nada que ver con la opinión del actual presidente del país, George W. Bush, que calificó al águila calva como un símbolo nacional durante más de 225 años e imagen de inspiración y libertad para todos los americanos.
Este gran logro en la conservación significa que cada vez más americanos de todo el país podrán disfrutar de la emoción de ver águilas calvas en pleno vuelo, dijo Bush en un comunicado.
Cuando los primeros exploradores europeos llegaron a EE.UU. se calcula que la población de águilas calvas rondaba los 500.000 ejemplares.
Sin embargo, los abusos sobre la naturaleza del paso del hombre no tardaron en dar sus frutos.
El águila calva fue objeto de cacerías, disparos y envenenamientos por parte de los propietarios de las tierras en las que vivía, al considerarlas una amenaza para sus cereales y el pescado en el que basaban su economía y su subsistencia.
El gobierno estadounidense, como medida de protección a su símbolo nacional, estableció en 1940 la Ley de Protección de las Águilas Calvas y Doradas, que posteriormente fue fortalecida por la ley del Tratado de Aves Migratorias.
Durante las décadas de los 50 y los 60 el uso generalizado de pesticidas DDT fue el responsable de muchas de las bajas entre la población de águilas calvas, ya que debilitaba los cascarones de los huevos de estas aves de manera que muchas de sus crías no lograban salir adelante.
En 1967 se contabilizaron cerca de 400 ejemplares en todo el país y por eso se decidió que era hora de considerar a esta ave, cuya imagen aparece en las monedas, los billetes de dólar y los sellos oficiales, como especie en peligro de extinción.
Tras los esfuerzos de protección, finalmente hoy el águila calva ha dejado de ser una especie en peligro, lo cual es motivo de alegría para los estadounidenses, en general, y para los propietarios de tierras donde viven estos pájaros, en particular.
Es una victoria para los terratenientes, el movimiento de derechos de propiedad y para el espíritu americano, dijo en un comunicado Dave Sterling, vicepresidente de la Pacific Legal Foundation, una organización que defiende los derechos de los individuos frente a las leyes que establece el Gobierno.
Y es que en EEUU todo, hasta su símbolo nacional, es motivo de consumo y comercio: durante muchos años, los propietarios de los territorios donde anidaban estas águilas se han visto extremadamente limitados para la explotación de sus tierras.
Los terratenientes se quejan de que el Gobierno ha tardado 8 años en hacer algo ya que en 1999, cuando la población de águilas calvas contaba con cerca de 5.750 ejemplares, las autoridades federales estuvieron a punto de sacar al águila calva de la lista de especies en peligro de extinción, pero nunca lo hicieron.
Aunque ya no está incluida, la ley de protección de esta especie de águilas se encargará de la perpetuación de esta ave que para los americanos es todo un estandarte de sus valores y su nación.
A menos de una semana de la celebración de su fiesta nacional, el día de la Independencia, que se celebra el 4 de julio, en EEUU pueden estar seguros de que el símbolo de su país estará presente no sólo ese día sino durante mucho tiempo más. EFE