D'Yaira, la jaguar cuadripléjica que volvió a la selva

QUITO. D'Yaira, una jaguar que hace año y medio quedó cuadripléjica por uno de los 18 perdigones disparados por cazadores y que aplastó su médula espinal, vuelve hoy sana a la selva, con un collar rastreador, tras superar dos delicadas operaciones.

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Corría finales de 2015 cuando la Policía ambiental encontró a la jaguar herida en el cantón Shushufindi, en la provincia amazónica de Sucumbíos y la trasladó al hospital veterinario de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) que, a través del programa Tueri, recauda fondos para ayudar a animales.

Ahí constataron que la jaguar tenía 18 perdigones en su cuerpo, que, presumen, fueron disparados por cazadores desde un árbol o un lugar alto pues todos estaban en el lomo y cabeza de D'Yaira, que en lenguaje ancestral secoya significa “tigre o jaguar valiente”.

A falta de neurocirujanos veterinarios en Ecuador, se echó mano de profesionales en esa especialidad para humanos a fin de extraer el perdigón que afectaba a la médula espinal y que impedía que la jaguar mueva sus patas y la cola, explicó a Efe Andrés Ortega, coordinador ejecutivo del Instituto de Medicina de la Conservación de Fauna Silvestre Tueri.

Luego de dos meses de la operación, en la que estuvieron 18 médicos entre veterinarios y neurocirujanos, así como una fisioneuróloga, se trasladó a la jaguar a un parque ecológico en Nueva Loja (Sucumbíos) donde hay animales rescatados.

David Romo, codirector de la Estación de Biodiversidad Tiputini de la USFQ, explicó a Efe que se la trasladó a ese sitio para que vuelva al “clima y ambiente propio del jaguar” sin contacto con humanos, una cercanía que se evitó durante todo el proceso para que el animal no genere ningún apego o dependencia con las personas.

El académico comentó que el Parque Nacional Yasuní- hasta donde llega hoy anestesiada D'Yaira tras ser transportada en jaula en un vehículo, en gabarra y después cargada por personas durante un kilómetro- es una de las zonas de mayor densidad de jaguares en América.

“Hemos escogido el Parque Nacional Yasuní y la Estación Tiputini porque está lo más alejado posible de todo tipo de comunidades”, comentó Romo y agregó que en la zona hay abundancia de comida. Que D'Yaira sea una hembra juvenil favorece su reinserción en la zona pues no suelen moverse mucho y no son territoriales como los machos, explicaron los expertos.

“El hecho de que sea liberada en esta zona va a refrescar un poco la sangre de los jaguares de este sitio”, dijo Ortega al recalcar que la jaguar estará en una selva virgen. La jaguar porta un collar que emitirá información de su ubicación cada dos horas y también si no se mueve, indicó Romo al asegurar que si la jaguar no se mueve durante varios días, el dispositivo emitirá una señal que avisará si falleció.

Además, contarán con señal de telemetría que los guiará al lugar exacto donde está el animal, una “panthera ONCA”, en peligro de extinción, que ya tiene dos años, es de color amarillo-dorado con rosetas negras, que cambió toda su fórmula dentaria y pesa 42 kilos.

“Es muy atenta, muy ágil, es muy guapa y ya no tiene los signos neurológicos de cuando fue atacada por cacería ilegal”, comentó Ortega al señalar que no lograron sacar todos los perdigones pues algunos “quedaron muy profundos en su musculatura o cerca de articulaciones”.

Sacarlos podría haberle causado lesiones muy grandes al animal, comentó y añadió que han descartado la probabilidad de que los perdigones que quedaron diseminen plomo en el cuerpo de la jaguar. Ortega sostiene que D'Yaira ha tenido una “segunda oportunidad” de vida y es un mensaje vivo sobre las posibilidades de protección de la naturaleza, donde los jaguares pueden vivir entre 18 y 20 años, tiempo en el que D'Yaira puede también reproducirse.

D'Yaira es “una embajadora porque ha llegado a cientos de personas con ese mensaje de regreso a la naturaleza, de volver a ser libre luego de haber sido afectada por el ser humano”, comentó, no sin recordar algunas complejas y dolorosas etapas.

“En algunos momentos, dada la dificultad y el problema neurológico que tenía, pensábamos que lo mejor era evitarle el dolor, el sufrimiento y hacer que ella se quede dormida”, rememoró, al tiempo de destacar la fuerza de la jaguar para superar la adversidad y la tenacidad de los encargados para atenderla y ahora liberarla.

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